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Las mareas vivas permiten observar el avance de la arena y el fango

El sector marisquero cree que "el río se arruinó por abandono" tras décadas sin ningún dragado

El proyecto que tiene en marcha la Xunta recupera los antiguos pozos de sedimentos en la desembocadura del Lérez, ahora desaparecidos por la acumulación de lodos -La cantidad de áridos a retirar se multiplicó en el último lustro

Acumulación de sedimentos bajo el puente de la autopista. // G. Santos

Nadie recuerda a ciencia cierta cuando se realizó el último dragado de la desembocadura del Lérez. No hace mucho, el concejal César Mosquera se remontaba a los años ochenta para encontrar la última limpieza que se hizo en el tramo final del cauce fluvial. Hay crónicas periodísticas que apuntan a que los últimos dragados serios del canal del río se habrían ejecutado en la década de los sesenta, aprovechando la construcción de los rellenos para la autovía de Marín, el Puerto y Celulosas. Pero más allá de las limpiezas o dragados puntuales, los dirigentes del sector marisquero del fondo de la ría de Pontevedra echan en falta sobre todo el trabajo de mantenimiento que se realizaba regularmente sobre la desembocadura del río y que impedía que la acumulación de sedimentos se descontrolase hasta los niveles actuales. Un avance de los lodos, arena y fango que queda al descubierto estos días debido a las mareas vivas.

"El río se arruinó por abandono", explica Iago Tomé, patrón mayor de Raxó. Tanto él como la patrona mayor de Lourizán, María del Carmen Vázquez, recuerdan aquellas dragas areneras con base en el puente de A Barca que retiraban sedimentos de la desembocadura del río en los años ochenta. Realizaban un trabajo de retirada de los aportes que traía el Lérez de manera que mantenían el canal del río limpio. Los sedimentos y desperdicios continuaban río abajo sin encontrar obstáculos hasta llegar al mar. Además, mantenían en funcionamiento los antiguos pozos de sedimentos de la ría, socavones en el lecho del río a los que iban a parar estos aportes que traía el Lérez, sobre todo en época de lluvias.

Estos pozos hoy en día están desaparecidos al estar totalmente cubiertos por los sedimentos que arrastra el río. Según explica Tomé, el proyecto de dragado diseñado por Portos y presentado a las cofradías recupera la idea de construir de nuevo estos socavones de siete metros de profundidad que actuarán a modo de trampa para los aportes que arrastra el río, evitando así su acumulación en otros puntos, como pueden ser los bancos marisqueros o el canal de navegación del río.

El patrón mayor de Lourizán está convencido de que con un trabajo de mantenimiento adecuado sobre el lecho del ahora no sería necesaria la importante inversión deberá realizar la administración para acometer el dragado del Lérez y sería más rentable para el erario público.

No obstante, ante la situación actual, el dragado es algo indispensable e inevitable, a juicio de los responsables de las cofradías pontevedresas. El avance de los lodos no solo ha provocado problemas de navegabilidad con marea baja en algunos puntos de la ría y en muelles como Corbaceiras, Campelo o el Club Náutico, también está detrás de la improductividad de algunas zonas que antes eran conocidas como productoras de marisco. El problema para el sector es la tardanza en ejecutar el proyecto. María del Carmen Vázquez asegura que necesitan el dragado "cuanto antes" y Tomé señala que "como no se apuren realizando los informes y los proyectos que dicen que faltan llegará un momento en el que el río será totalmente innavegable e improductivo, al ritmo que llevan no sé si lo verán mis nietos". Ahora esperan que el compromiso de la Xunta de comenzar las obras el próximo año no sea un anuncio que quede en saco roto tras la campaña electoral.

300.000 metros cúbicos

Tanto la patrona mayor de Lourizán como el de Raxó reconocen que a simple vista se puede comprobar el avance de los sedimentos año tras año. "Hay bastante más que antes", dice Tomé, "el doble como mínimo". Explica también que el propio proyecto entregado por la Xunta a las cofradías reconoce que el dragado del Lérez deberá retirar del fondo de la ría 300.000 metros cúbicos de áridos, cuando en 2011 solo se contemplaba la retirada de cien mil, lo que indica el rápido avance de los áridos en el fondo de la ría en los últimos años.

La extracción de áridos permitirá la liberación de zonas que actualmente son improductivas para que puedan volver a albergar marisco, así como la regeneración de otros bancos con parte de la arena que se recupere del fondo del río. Con todo, las cofradías calculan que deberán pasar todavía al menos dos años tras el dragado antes de que estas zonas puedan volver a producir. Un plazo que, si no hay más demoras, parece asumible después de varias décadas conviviendo con un río que se volvió improductivo.

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