La iglesia parroquial de Campolongo acogió ayer la despedida religiosa del escultor pontevedrés José Luis Penado, fallecido el pasado martes a los 88 años.

Conocidas personalidades del mundo del arte y de la cultura se dieron cita en el templo religioso para dar el último adiós a un artista que deja un importante vacío en la escultura con materiales contundentes como el hierro.

José Luis Penado (Pontevedra, 1928-2016) es el autor de obras como el ravachol de la Plaza de A Peregrina, el árbol de la Plaza de Barcelos o la decoración del puente del ferrocarril sobre el río a su paso por Monteporreiro. Además, había realizado dos piezas de cabezas: la del ingeniero Antonio Odriozola y la del escritor Valle-Inclán.

Penado reconocía en una entrevista a FARO que su contacto con el material que después acabaría convirtiendo en piezas de arte comenzó cuando era un niño. "Mi familia tenía un taller de hierro y de madera grande en el que se fabricaban carros de caballos. Ese fue mi primer contacto, porque en el trabajo de los obreros siempre hay una llamada al arte, siempre se piensa en las proporciones y en esas cosas que se ven en el arte. Pues resulta que ya la saben los obreros", aseguraba.

En este sentido, confesaba que había comenzado a crear un poco por casualidad: "Eso un día se pone, coge el hierro que es lo que yo hago y poco a poco sin darse cuenta va haciendo cosas. Después los amigos te piden 'oye, hazme esto para un regalo y para una boda', y así terminé haciendo escultura".

Para el pontevedrés, sin el arte "no tendría sentido la vida". "El arte enseña a ser humilde", aseguraba.

La última gran exposición con otras de José Luis Penado tuvo lugar en el Edificio Sarmiento del Museo de Pontevedra hace dos años. El director de esta institución, Carlos Valle, destaca que el creador "se salía de los cauces habituales por los materiales con los que trabajaba". "Por su manera de trabajar, su trabajo era notable no solo en Galicia, sino en toda la península", subraya.

Asimismo, el Concello de Pontevedra, que situó el famoso loro de hierro forjado de Penado en el lugar más céntrico de la ciudad, destacó la huella que ha dejado el artista.