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31 cabinas camino de la historia

El 31 de diciembre la ley dejará de proteger a la cabina telefónica, que desaparecerá de las calles empujado por su nieto, el "móvil"

Un joven, con su smartphone en la mano, pasa tras la cabina telefónica de la Praza da Peregrina. // G.S.

Hace años que nadie corre el riesgo de quedarse encerrado en una cabina de teléfonos, como le ocurría a José Luis López Vázquez en la película "La cabina". Principalmente porque hace tiempo que han dejado de ser un habitáculo cerrado, para convertirse en una estructura abierta, con apenas una repisa y un tejadito, que poco abriga al usuario en invierno. Pero si en los últimos años las cabinas dejaron de tener utilidad para resguardarse de la lluvia, últimamente apenas tienen uso ni para llamar por teléfono. A no ser por alguna circunstancia muy excepcional, rara es la ocasión en la que no haya un teléfono móvil a mano desde el que llamar.

Las cabinas telefónicas están en claro desuso y todo apunta a que tienen los días contados. Por el motivo ya expuesto y porque la ley que garantiza el servicio de los teléfonos públicos expira el próximo diciembre.

En las calles de Pontevedra hay actualmente 31 cabinas telefónicas, unas en mejor estado que otras. Según la ley que regula el sector, la compañía Telefónica, que es la responsable de garantizar el denominado "servicio universal de telecomunicaciones", debe mantener un cierto número de cabinas para uso público en cada localidad. Pero esta ley expira el próximo 31 de diciembre, lo que en la práctica significaría la desaparición del servicio. Al menos Telefónica ya no estará obligada a mantener las cabinas a partir de esa fecha.

En Pontevedra la mayor parte de estos locutorios se sitúan en el centro de la ciudad, si bien también perdura alguna de estas viejas cabinas en Lérez (calle Juan Bautista Andrade), Monte Porreiro, San Mauro y entorno de las estaciones de tren y autobuses.

Si bien la permanencia o la retirada de las cabinas aún no está decidida, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aconsejó recientemente al Ministerio de Industria dar por concluida la obligación del servicio universal. Además del evidente descenso de la demanda de este servicio, su baja rentabilidad, el aumento de los costes y el hecho de que la mayor parte de los ciudadanos no utiliza esta instalación, aconsejan su retirada.

En un informe, esta Comisión señala que en el año 2013 el mantenimiento del servicio alcanzó los 19,5 millones de euros de coste. Acompaña además una encuesta, según la cuál el 88% de las personas preguntadas asegura que nunca utiliza los teléfonos públicos.

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