La Feira Franca reapareció con miles de personas recorriendo las calles y plazas de Pontevedra vestidos de la época medieval, pero con un nuevo motivo, la música. Cada año este festejo representa una actividad distinta y esta vez fue la música la que tuvo el papel principal.

Las plazas de Pontevedra se llenaron de casetas en las que se vendían todo tipo de instrumentos, desde la típica gaita gallega hasta un pequeño tubo hecho con madera, al que los jóvenes miraban asombrados por el sonido que desprendía aquel objeto tan simple.

Las panderetas también fueron uno de los instrumentos más solicitados, los puestos donde se vendían estaban repletos de observadores y compradores de este sencillo objeto de piel, metal y madera.

La música estuvo presente en todas las plazas y calles de la ciudad, ya que a mediodía un grupo de gaiteros y flautistas actuaba frente al Teatro Principal mientras panderetas y tambores sonaban en la plaza de A Ferrería. Sin duda ha sido la principal protagonista del primer fin de semana de fiestas del mes de septiembre.

Miles de personas comieron y cenaron ayer en los bares y restaurantes de Pontevedra. Como todos los años el churrasco y los chorizos fueron el plato fuerte. "Lo mejor de la Feira Franca es la comida, hoy no hay dietas ni hay nada", dice entre risas Beatriz, una de las muchas personas que participaron en el evento medieval.

Como todos los años no pueden faltar las representaciones de los trabajos que se realizaban en esa época. Asor Amigos do Liño llegaron desde A Coruña para mostrarnos como se tejía en la Edad Media.

Los más pequeños también pudieron disfrutar del día con numerosos juegos y atracciones medievales como el tiovivo o un columpio con forma de dragón en el que se podían subir hasta cinco usuarios. El festejo terminó con una gran fiesta nocturna y por supuesto, con mucha música.