Desde primera hora de la mañana, cortesanos, mesoneras, damas, nobles y guerreros llegaban a la estación de Renfe o de autobuses, para desde allí enfilar caminando el centro histórico de Pontevedra para zambullirse de lleno en la Edad Media. Cientos de miles de personas volvían congregarse en la ciudad del Lérez para dar un salto al medievo, en la celebración de la XVII edición de la Feira Franca de la era moderna. Se conmemora el privilegio que en el año 1467 otorgó el rey Enrique IV a la villa de Pontevedra, para celebrar un mercado libre de impuestos, que entonces tenía un mes de duración.

Actualmente la feria dura un día, pero es suficiente para que los cientos de miles de participantes den rienda suelta a todos los excesos de la época medieval, principalmente grandes banquetes en los que no se escatima con los asados, el vino y los licores.

Por las calles cubiertas de paja de la ciudad intramuros, no es extraño ver en días como el de ayer guerreros, caballos, dragones, esclavos encadenados, bufones e incluso reos de la Santa Inquisición.

Entre los miles de personajes de la representación medieval empiezan a cobrar protagonismo los campesinos, mesoneras, artesanos y gentes del pueblo llano, aunque tampoco faltan los reyes, nobles y arzobispos que predominaban en las primeras ediciones de esta fiesta.

Y si la fiesta volvió a suponer un éxito para los asistentes y para los organizadores, tampoco quedaron descontentos los propietarios de todo tipo de negocios ubicados en el recinto de la Feira Franca, que si en otros días venden botones, azulejos o lavadoras, ayer todos se habían reconvertido en taberna. Al menos de puerta afuera.

Durante toda la jornada las calles del centro histórico y alrededores fueron un hervidero de gente, que hizo colgar en cartel de completo en todos los espectáculos, actividades, comidas y cenas que se organizaron por toda la ciudad.

Unas 250 comidas y cenas autorizadas a particulares, más de un centenar en el sector hostelero, además de todos los puestos de venta instalados a las puertas de todo tipo de bajo comercial, lograron dar de comer y beber a los miles de personas que discurrieron por las calles del centro histórico de Pontevedra, que en algunos momentos de la jornada se hicieron prácticamente intransitables por la cantidad de gente que volvió a dejarse seducir por la fiesta más concurrida de Pontevedra.

También renovó su habitual éxito de público el torneo medieval que se celebra en la plaza de toros y para el que, un año más, se formaron largas colas antes del inicio de los dos pases que realizaron los especialistas de Hípica Celta.

En la plaza de España y la alameda, carruseles medievales para los niños, trenes de madera, dragones e incluso una barca vikinga entretuvieron a los más pequeños, así como las exhibiciones de tiro con arco, cetrería, danza medieval y otras artes, que como todo en la Feira Franca tuvieron un "lleno" de público.

Al llegar a su decimoséptima edición, la Feira Franca de Pontevedra, que ha sido declarada por la Xunta como fiesta de interés turístico de Galicia, empieza a notar la afluencia de visitantes procedentes de otros puntos de Galicia, para quienes el principal problema de la fiesta es dónde dejar el coche. Aún así, la cita se ha convertido en uno de los referentes festivos de Galicia y eso se nota en las calles. La organización logró un trending topic en Twitter al hacer un llamamiento a utilizar la etiqueta de Feira Franca durante el torneo medieval en la plaza de toros.