Jornada de vivencias instaladas ya en la memoria, de intercambio de recuerdos y de homenaje a quienes durante 50 años y de forma ininterrumpida han permanecido fieles al Liceo Casino de Pontevedra como socios de número. Fue lo que ayer celebró la entidad en sus instalaciones del Parque de A Caeira, con una comida a la que asistieron más de 150 personas para dar la bienvenida al club de los Socios de Honor a otros diez nuevos nombres.

Rafael Vilar Ramírez, Augusto Abad Villaverde, Rafael Ceresuela Frías, Vicente Domínguez Sansilvestre, Enrique García Quintela, José Garrido Gañete, Demetrio Gundín Álvarez, José Vázquez Casanova, Federico Ventura Chas y José María Vivancos Sandes componen la decena de veteranos socios que recibieron el reconocimiento y el cariño del presidente del club, Jaime Olmedo, y de todos los asistentes.

Precisamente el presidente del Liceo Casino quiso dirigirse tras la comida a todos los invitados para reconocer que son estos socios tan fieles quienes mantienen al Liceo como "una sociedad viva y pujante. Sois el tronco de esta institución, por el que corre la sangre de vuestra experiencia, la que nutre a esta sociedad". Olmedo apeló a la "historia común" forjada entre todos ellos y que en la tarde de ayer revivió entre las charlas y anécdotas de cada mesa. Solo algunos problemas con el micrófono y los aplausos al mencionar el nombre de José Ángel Fernández Arruty interrumpieron su discurso.

La incorporación de estos nuevos Socios de Honor supone que la institución aumenta a 138 el número de asociados que han superado los 50 años manteniendo su compromiso con el Liceo Casino. Un 6% del censo total de la que Olmedo definió como "una de las sociedades recreativas más prestigiosas de España".

El turno de la réplica lo encarnó Vicente Domínguez en representación propia y de los demás socios condecorados, quien quiso dar las gracias a toda la junta directiva y dejó ir una nota de nostalgia al apelar a cuánto han vivido ellos y sus familias entre los brazos del club. "El Casino ha formado parte de nuestras familias y aquí hemos celebrado muchos de los acontecimientos más importantes de nuestras vidas, comenzando por nuestra boda en este parque de verano, así como la de algunos de nuestros hijos", apuntó.

Uno a uno los homenajeados fueron recogiendo su diploma y el presidente de la institución colocó la insignia en la solapa de sus chaquetas. Después, una vez apagados los discursos institucionales, regresó el intercambio de vivencias y las construcción de otras nuevas en una tarde soleada que volvió a hacer del Liceo Casino el escenario de sus vidas.