La Mancomunidade de comunidades de montes de O Castrove ha muerto. En abril se abrió un periodo de unos meses para que un nuevo equipo directivo cogiese el timón del colectivo, pero nadie ha dado un paso al frente. Por si eso fuese poco, la comunidad de Campañó se ha incorporado a la mancomunidad de Pontevedra, lo que supone otra herida de muerte para la de O Castrove, puesto que Campañó era una de sus parroquias más importantes. Así las cosas, la entidad de O Castrove ha dejado de funcionar.
El último presidente de la mancomunidad, Claudio Quintillán, atribuye lo sucedido a una falta de implicación social real con el monte. "En 2006, cuando se produjo la gran oleada de incendios forestales, en la zona de Meis aún veías a los vecinos en el monte ofreciéndose a hacer algo. Pero en la parte de la ría de Pontevedra prácticamente solo estaban los directivos de las comunidades". Añade que "cualquier comunero debería conocer los lindes de su monte, porque a fin de cuentas es una propiedad suya, colectiva, pero propiedad al fin y al cabo. Y, sin embargo, los lindes los conocerán el uno o el dos por ciento de los comuneros. Ni siquiera todos los directivos los saben".
En opinión del último presidente de la mancomunidad de O Castrove, esa apatía generalizada hacia la gestión de un bien común como es el monte y el "individualismo parroquial" han motivado que el interés por O Castrove fuese decayendo paulatinamente, hasta el extremo de que nadie ha querido hacer nada por evitar su defunción.
"Hicimos una convocatoria directa, para que la gente se conociese y se llevase los teléfonos de los demás. Se dio un plazo de dos meses para que hablasen y formasen un equipo directivo de cuatro personas, pero llegamos a la segunda reunión y no se presentó ninguna candidatura... Esto está deshecho por completo", espetó.
La mancomunidad de O Castrove estaba formada por 14 comunidades, pertenecientes a parroquias de Meis, Ribadumia, O Grove, Poio, Barro y Pontevedra, y Claudio Quintillán estuvo al frente de la misma durante ocho años. Cuando ya se iba a producir el relevo en la presidencia -Quintillán tenía que cesar en el cargo pues había dejado de ser directivo en su parroquia- enfermó de gravedad Antonino Martínez, entonces presidente de Armenteira, y llamado según muchos a tomar el testigo de Quintillán.
La muerte de Martínez motivó que se dilatase el proceso de renovación de la directiva. Pero transcurrieron los meses, y no apareció nadie que quisiese echar mano de la asociación.
Una situación que contrasta con la vitalidad que se percibe en Pontevedra, donde se ha renovado la directiva de la mancomunidad, con la incorporación a la directiva de gente joven -el presidente tiene 28 años- y se ha incorporado a un nuevo socio, como es Campañó. También están apostando por el asociacionismo en Vilagarcía, donde media docena de parroquias se agruparon el pasado mes de julio en un colectivo que preside Xurxo Abuín, de Rubiáns.
Objetivos logrados
Claudio Quintillán lamenta la inexorable decadencia de O Castrove. Señala que la Mancomunidade tuvo un papel destacado en varios momentos, como el periodo posterior a los incendios de 2006, cuando se llevó a cabo un plan de recuperación del monte de 1,4 millones de euros, con los cuales se plantaron varios centenares de hectáreas de árboles o se crearon áreas de defensa para nuevos fuegos. El expresidente cita también el plan de ordenación del ganado caballar, que aunque no llegó a cristalizar -era imprescindible la financiación de la Xunta de Galicia para acotar las zonas de pastoreo-, "influyó en la concienciación de los ganaderos, y desde entonces disminuyeron los problemas". Otro de sus éxitos fue "ser un punto de encuentro y de intercambio de experiencias".
