Allí donde hay un incendio de cierta envergadura están las brigadas helitransportadas. Los conocidos popularmente como "brigadistas" ponen en riesgo sus vidas en los montes gallegos para ayudar en la lucha contra el fuego, un trabajo para el que, sin duda, hay que tener una gran vocación.
Xosé Bieito Rodríguez es agente facultativo medioambiental y responsable de la base aérea de defensa contra incendios de O Campiño. Es una de las 14 de la Xunta que existen en toda Galicia y es la principal de Pontevedra. En la provincia existen tres: la de O Campiño y otras dos en Silleda y Mondariz. El resto se reparten en A Coruña (dos), Lugo (tres) y Ourense (cinco de la Xunta y una del Ministerio de Medio Ambiente).
Durante el verano, hay en la base de O Campiño 25 personas pertenecientes a las brigadas, a las que hay que añadir las tripulaciones, los relevos, los agentes medioambientales, entre otros, así como una unidad terrestre y dos motobombas. Esto suma, en recursos humanos en la época estival cerca de medio centenar de personas. "Tendo en conta os turnos, dá unha media dunhas 25 ou 30 traballando ao día", recalca.
En O Campiño hay dos brigadas helitransportadas. Cada una tiene su jefe, en este caso son Xosé Bieito Rodríguez y Alfredo Couceiro. Ambos son técnicos superiores en xestión forestal y del medio natural. "Os brigadistas teñen moita formación; algúns son enxeñeiros, outros técnicos superiores... o que teñen é moitísima experiencia", explica Rodríguez, que indica que del personal de combate contra los fuegos de Galicia este equipo es el único que tiene reconocido el Batelume de Ouro en labores de extinción.
La base de O Campiño se inauguró en el año 1998. Con anterioridad se encontraba en Poio, en el monte Castrove. "Houbo que pechala por motivos de operatividade e fíxose esta nova no polígono industrial", recuerda Xosé Bieito Rodríguez.
Los avisos llegan hasta ellos a través del centro de coordinación provincial. "Entre cinco ou dez minutos están xa no aire. Se son os primeiros en chegar ao incendio, valórano e solicitan, se é necesario, máis medios. No caso contrario, póñense a traballar a disposición do responsable".
El hecho de moverse en helicóptero hace que por lo general sean los primeros en llegar al lugar del fuego en un radio de unos 30 kilómetros de la base.
Como las brigadas helitransportadas trabajan en toda Galicia eso imposibilita que conozcan con exactitud todo el territorio. "As unidades terrestres, que se limitan a zonas concretas, teñen un maior coñecemento neste sentido, por iso teñen tamén a maioría das actuacións", según el técnico.
La decisión se toma desde el aire, valorando la geometría actual y estudiando la potencial. También se tienen en cuenta la climatología y los modelos de combustible que hay, así como la topografía, las posibles líneas de control "e o que chamamos rutas de escape: zonas seguras en caso de actuación". "Aí deséñase o plan de ataque e as ferramentas adecuadas. Normalmente é unha combinación entre as unidades helitransportadas e o helicóptero. Este baixa a intensidade das lapas e as brigadas rematan dende terra. Nesta colaboración tamén poden intervir os camións", informa Rodríguez.
Coordinación
Si la colaboración entre los medios es importante, la comunicación también ocupa uno de los lugares más relevantes en la extinción de los fuegos. "Non pode fallar a coordinación máxima entre o helicóptero e a brigada e o resto de medios", subraya Xosé Bieito Rodríguez.
Recuerda que los accidentes más graves que han sufrido hasta el momento fueron en el año 1998, precisamente en el que se inauguró la base. "Foi por descargas de avións pesados, que en algún caso foron sorpresivas e que afectaron a dous brigadistas que tiveron que recibir atención hospitalaria. Foron os máis graves. Sempre hai incidentes. Agora mesmo temos un compañeiro de baixa por unha man", asegura.
