El fuego no da tregua a los cotobadeses, que ayer se enfrentaban de nuevo a un gran incendio, esta vez en la parroquia de Carballedo, donde, al cierre de esta edición, ya habían ardido al menos 20 hectáreas. No era el único que se registraba en la comarca, donde también tuvieron lugar dos incendios menores en Poio y otros dos en las parroquias pontevedresas de Salcedo y Verducido.

Ni un día de descanso han dado las llamas al Concello de Cotobade. Tan solo unas horas después de que los dos incendios que habían afectado al municipio fuesen extinguidos por completo, la voz de alarma surgía a media tarde en Carballedo. Eran las 17.44 horas cuando comenzaba una nueva pesadilla para el municipio. Tenía lugar, según las primeras hipótesis, en una finca que había sido desbrozada recientemente, y los medios de extinción se afanaban en apagar unas llamas que avanzaban sin control. Hasta allí se trasladaron dos agentes, seis brigadas, tres motobombas, una pala, un helicóptero y un avión. Pese a ello, todo refuerzo parecía poco en un lugar lleno de vegetación en el que el fuego se propagaba sin dificultad. De nuevo la rabia y la indignación inundaron a los vecinos, que volvían a ver como el verde era consumido.

El humo del incendio se veía desde varios kilómetros de distancia y la preocupación de los habitantes de la zona, ante el gran tamaño de las llamas, fue en aumento al ver que no iba a menos y que si continuaba su propagación podría acercarse al núcleo de casas más próximo, aunque finalmente el fuego tomó la dirección contraria. Al igual que con los dos fuegos anteriores, la población se volcó en ayudar en todo lo posible a los profesionales, pero las condiciones del terreno hicieron que solamente pudiesen centrarse en las tareas de vigilancia para dar el aviso en caso de peligro. Los trabajos se complicaron notablemente al caer la noche. Algunos de los bomberos denunciaban a través de las redes sociales que los vehículos Bulldozer carecían de luces y que se veían obligados a utilizar móviles y linternas para alumbrar la zona.

El primero de los fuegos que tuvo lugar en esta semana negra para Cotobade era declarado el pasado lunes en la parroquia de Tenorio. Pasaban las cinco de la tarde cuando comenzaban las llamas, que fueron extinguidas por completo ayer a mediodía. Según las últimas estimaciones provisionales, la superficie afectada es de 365 hectáreas. El fuego tomó tal cariz que llegó a alcanzar la parroquia pontevedresa de Bora. El lugar más afectado fue el de Vilanova, donde fueron desalojados los vecinos debido al peligro que suponía el exceso de humo. El Seprona reconocía después sobre el terreno que la abundancia de eucalipto había favorecido la propagación del las llamas.

Cuando todavía este fuego se mantenía vivo, los servicios de emergencia recibían el pasado miércoles una alarma de otro en la parroquia de Viascón, que comenzó a las ocho y veinte de la tarde. También este incendio fue extinguido ayer, aunque de mañana. En este caso, la superficie afectada es mucho menor que la de Tenorio, con unas 40 hectáreas arrasadas.

Poco tiempo han tenido los vecinos de tranquilidad, ya que con el de ayer el concello vuelve a revivir los tiempos difíciles de hace diez años, cuando la ola de incendios de 2006 puso en jaque a uno de los lugares más hermosos del interior de la comarca.