Bastantes vecinos de Ramallás, y otros lugares de la parroquia de Lérez, han comenzado a instalar alarmas en sus viviendas para combatir el miedo con el que viven desde que en la madrugada del viernes al sábado dos hombres asaltaran la vivienda de una octogenaria y la agredieran hasta herirla de gravedad. Coches de diversas compañías recorren estos días la zona y uno de sus trabajadores, Ramón, asegura que él y sus compañeros han recibido el pedido de "varios vecinos" para instalar estos sistema antirrobo.

El miedo es la tónica dominante en el ambiente del vecindario que denuncia que en los últimos meses se han producido alrededor de media docena de robos en viviendas, pero que nunca se había registrado uno con la violencia del que mantiene a la agredida, de nombre Pilar, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Montecelo. "Siempre tuvimos miedo, porque oyes que hay asaltos a casas de gente mayor, pero con esto que ha pasado ahora vivimos con el corazón en vilo. Cualquier perro que ladra ya está todo el mundo a pie para ver si hay alguien o si es solo un gato", comenta José Luis Pérez, quien conocía a la víctima desde que era un niño y vive a dos casas de la de Pilar.

El mismo temor sufren María Luisa y Ricardo, un matrimonio cuya casa está a solo unos metros de la vivienda objeto del asalto de dos encapuchados. "Esta noche nos levantamos porque los perros estaban desesperados y estuvimos viendo si había alguien o si entraban por la parte de abajo, por la finca de la señora. Le tocó a ella, otro día nos puede tocar a nosotros", explican preocupados. Preocupación que acusa también Basilia cuando afirma que ella "no puede dormir". La vecina agredida recibía frecuentes visitas de uno de sus hijos y de una mujer que la asistía en las labores cotidianas, según relata su vecina, Jennifer Rodríguez. "Ahora solo esperamos que ella se salve y que encuentren a esos dos sinvergüenzas. Claro, miedo tienes, pero no hay que dejarse llevar por la psicosis", afirma Jennifer.

Todos los vecinos coinciden en señalar la falta de vigilancia policial. "Si ves pasar un coche de policía por aquí es porque viene a algún caso particular, está de paso, viene a entregar algún documento", se queja José Luis preguntado sobre si considera que el barrio recibe suficiente atención por partes de los cuerpos de seguridad. María Luisa y Ricardo recuerdan la época en que un motorista acostumbraba a patrullar la parroquia con cierta frecuencia. "Hubo una época en que teníamos un policía de barrio. Ya nos habíamos familiarizado con él, pero un día dejó de venir y desde entonces vigilancia como tal no hay".

"Me dieron a matar"

Ellos, María Luisa y Ricardo, tuvieron la oportunidad de hablar con la víctima un día después del suceso. "Me dieron a matar, ellos me querían matar", asegura María Luisa que le describió Pilar los hechos. A través del contacto con el hijo de la agredida, esta vecina supo que Pilar fue trasladada el martes de nuevo a la UCI por el empeoramiento de su estado.

Aunque algunos residentes hayan apostado por instalación de alarmas para sentirse más seguros, otros vecinos no creen que esta medida sea suficiente para hacer frente a una amenaza de estas características. "Claro que ponen alarmas, pero todavía no sabemos el tipo de cacos que eran los que entraron en casa de esta señora, porque como sean profesionales ya puedes poner la alarma que quieras", indica José Luis.

De la misma opinión es Jennifer, que no ha optado por estas medidas al considerar que lo único que puede frenar este tipo de sucesos es una suficiente y efectiva vigilancia policial sobre el terreno.