El día en que Ahmed Bouthir, marroquí de 55 años, se acercó hasta la sede de Cruz Roja en Pontevedra con un recibo en mano que no podía pagar no se podía imaginar que ese gesto desesperado le iba a abrir las puertas al mercado laboral. Ahora, con un contrato firmado por un año, agradece la intermediación de la institución pero, sobre todo, del empresario que hace dos meses confió en él: Eric Efrén González Martínez, propietario de la panadería "A casa do pan".

Ahmed Bouthir lleva 12 años en España, pero antes estuvo en Italia. "Tuve una vida muy triste porque nací en una familia muy pobre. En Marruecos estudié Bachiller e idiomas, pero allí si no tienes contactos no consigues nada", asegura. Esta falta de oportunidades le llevó a buscarse la vida en otros países. "Llegué aquí de cualquier manera. Trabajaba de lo que fuera: en el mar, la construcción, el campo... para sobrevivir", recuerda.

La situación extrema de encontrarse cobrando una prestación de 400 euros y tener que afrontar los recibos de su hogar, en el que vive con su mujer y sus tres hijos, le llevó hasta la Cruz Roja. Tras hablar con la trabajadora social, le pusieron en contacto con la orientadora laboral. "Entró por el programa de atención urgente y lo incluimos en el de apoyo al empleo a mayores de 45 años, que se financia con fondos de la Unión Europea", explica esta última.

Las gestiones no tardaron mucho en dar su fruto: un trabajo adecuado para el marroquí a las dos semanas. De esta búsqueda se encargan los prospectores de Cruz Roja Daniel Fernández y Carmen Abeigón. Abeigón recalca que la ONG es una fuente de reclutamiento gratuita. "Nuestra labor consiste en tratar de buscar empresas que, a su vez, piden empleados competentes. Para ello, se les da una formación previa a los potenciales trabajadores", afirma. "Son siempre personas con baja cualificación y formación, así que ponemos el foco en sus habilidades. Es un flujo bidireccional: algunas empresas nos llaman, a otras las buscamos nosotros".

En el caso de Bouthir, su oportunidad se presentó cuando el prospector de Cruz Roja se presentó en el obrador de pan de Eric Efrén González, en Tenorio. El panadero y empresario, que prefiere definirse como "artesano", lleva 13 años viviendo en España. Su historia también se caracteriza por la emigración. A los 23 años se fue a vivir a Estados Unidos, donde trabajó en pizzerías y panaderías en las que aprendió una profesión que ahora ama y enseña a sus trabajadores. En Nueva York conoció a la que sería su mujer, una psicóloga pontevedresa de Tomeza. Después de casarse se vinieron a vivir a Pontevedra.

El empresario cuenta actualmente con cinco trabajadores, el obrador de pan y un despacho en el centro de la ciudad. "Le dije a Ahmed que lo que hacíamos aquí no era un pan cualquiera, que era arte. Yo tengo paciencia y quiero gente a la que le guste trabajar", asegura. "Todo el trabaja tiene su compensación. Que vean el resultado de sus manos. Es crear satisfacción de un trabajo muy duro. Es un arte". Por su parte, el marroquí reconoce que esta oportunidad "es un favor para mí en la vida".

La edad no fue un problema para el contratante: "Todos merecemos una oportunidad. A mí no me importa la edad. No es la primera persona que entra a trabajar aquí con 55 años". Tampoco lo fue el idioma, que a día de hoy Ahmed Bouthir todavía no domina por completo. "Lo más difícil para mí fue aprender las palabras técnicas que se refieren a las masas y a los tipos de harina", confiesa. Y es que Eric Efrén González se esforzó mucho cuando llegó a Galicia en aprender sobre la cultura de la comunidad autónoma y sus costumbres, entre ellas, sus gustos gastronómicos, unos conocimientos que ahora aplica en su negocio.

Todo apunta a que el padre de familia marroquí va a tener un futuro en la panadería. "Yo ya vi desde el principio que Ahmed se iba a quedar. No quiero hacer perder el tiempo a los demás", afirma el empresario.

20 empresas colaboradoras

El programa de reinserción laboral de Cruz Roja ha trabajado en lo que va de año con 191 personas. "A 31 de junio habíamos conseguido insertar a 90", asegura María José Fernández. El objetivo es llegar a los 300 participantes en 2016.

Son aproximadamente 20 las empresas de Pontevedra que colaboran con la ONG en esta iniciativa, tanto ofreciendo prácticas como puestos de trabajo.