La Virgen Peregrina volverá a vestir este año en procesión el manto azul y dorado que las monjas clarisas bordaron hace 150 años y que lleva más de 50 sin lucirse ante el público. Así lo anunció ayer el presidente de la Cofradía de Nuestra Señora del Refugio La Divina Peregrina, Rafael Táboas, durante la inauguración oficial del primer museo del templo, que tuvo lugar ayer.

Táboas explica que el que ha lucido la imagen en los últimos tiempos es el blanco con un escudo de la provincia, cedido por la Diputación hace años. Ahora, los pontevedreses podrán admirar el que en su momento crearon las monjas y que ha sido restaurado recientemente.

Este "reestreno" es una de las novedades que la capilla ofrecerá este verano, al igual que lo ha sido la apertura de un pequeño museo en el segundo coro, que abrió ayer sus puertas, aunque ya comenzó a ser visitado desde el pasado viernes.

En este reducido espacio se muestran algunos de los tesoros del templo, como cuadros y fotografías históricas en los que se aprecia el propio edificio, a la Virgen o la procesión de agosto inmortalizada por Pintos. Además, se exponen las piezas del primitivo reloj de la capilla, ya que el que utiliza actualmente pertenece al Concello. Están pendientes de exhibir algunos trajes de la Virgen, que irán en el balcón del coro, y cálices y otros elementos, protegidos en vitrinas. También ocupará un espacio privilegiado la concha que hasta ahora ha estado en el margen derecho de la puerta de entrada al templo. Se trata de un hermoso ejemplar que en su momento donó el marino pontevedrés Casto Méndez Núñez (1824-1869) y que ha sido usado como pila bautismal.

La apertura de este museo contribuirá, o eso espera la cofradía, a aumentar el número de visitantes al templo. En lo que va de año ya han sido más de 2.000 las personas que han subido los 64 escalones que llevan hasta el segundo coro, desde donde se puede admirar la planta de concha de vieira del edificio.