Ni una sola batea de mejillón de la ría de Pontevedra, desde Aldán hasta Combarro y Raxó, está en funcionamiento desde marzo pasado. La totalidad de los ocho polígonos asentados en sus aguas cumple cuatro meses de cierre total y ya son los que más días de clausura acumulan de toda Galicia a estas alturas del año, por encima de las 120 jornadas en el mejor de los casos. Solo un polígono en Corme (A Coruña), supera esa cifra.

Desde que el 21 de marzo pasado el Instituto Tecnolóxico do Mar decretó el cierre de parte de estas bateas por la presencia de toxina, que se completó el día 26 del mismo mes con el resto, no se ha levantado la prohibición y se superan por tanto los cuatro meses consecutivos, a los que se deben añadir las clausuras establecidas periódicamente antes de marzo.

Mientras los bancos marisqueros han logrado superar, al menos de momento, el episodio de toxina y desde hace un par de semanas están abiertos al trabajo del sector, tanto a pie como a flote, los empresarios y trabajadores de las bateas permanecen a la espera de que remita la toxina. Se encuentran igual que el pasado año a estas alturas, ya que entonces no se decretó la reapertura hasta principios de agosto, mientras que en 2014 la actividad regresó a finales de julio. Los tres polígonos ante las costas de Poio, denominados Portonovo A, B y C, acumulaban hasta ayer 124, 133 y 133 días de cierre este año, mientras que los tres de Bueu oscilan entre los 124 y los 134. Por su parte, los dos de la ría de Aldán acumulan 119 jornadas de clausura este año.

Periodo crítico

Los productores confían en que el episodio de toxina comience a remitir en las próximas semanas, toda vez que es en esta época cuando empieza a madurar el molusco, lo que implica un mayor peso en las cuerdas. El sector apunta que si se prolonga el cierre de las bateas comenzarán a agravarse las pérdidas. En todo caso, deja claro que el producto en el mercado tiene todas las garantías, ya que hay muchas otras zonas de producción abiertas sin problemas.

El pasado año, los tres polígonos de Poio estuvieron cerrados entre 222 y 258 días, según la ubicación, mientras que en 2014 se llegó a las 270 jornadas, el periodo más largo de clausura en un único ejercicio hasta ahora.