Cinco vecinos de Pontevedra, Isaac F. C., José Manuel G. B., Manuel E. M., Alejandro L. L. y Ángel G. P., reconocieron ayer ante las magistradas de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial que entre febrero y marzo de 2015 se dedicaban al trapicheo de cocaína en pleno centro de la ciudad. De hecho, los cinco reconocieron como cierto el relato que realiza el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación en el que relata que todos ellos realizaban pequeñas transacciones de droga con contactos que realizaban en distintos locales de ocio y bares, así como en plena calle. Droga que, supuestamente, guardaban en el domicilio de uno de ellos en pleno centro.

Los cinco aceptaron una pena de dos años de prisión y una multa equiparable al valor de la droga que fue intervenida después de que el fiscal jefe de la provincia, Juan Carlos Aladro, decidiese rebajar la pena de cinco años de prisión que solicitaba inicialmente para los seis acusados. La pena de prisión será suspendida si no delinquen en el plazo de dos años. Un sexto acusado mantuvo su inocencia. Jaime José G. B., responsable de un establecimiento comercial en Sagasta, negó que vendiese allí cocaína a otro de los implicados quien ratificó, ya como testigo, que no fue en la calle Sagasta donde compró la droga, sino en Virgen del Camino o en Cruz Gallástegui. El fiscal llamó la atención sobre los cambios de versión que dio este testigo que dijo haber adquirido la droga en Sagasta cuando fue detenido por la Policía.

Además, Aladro también destacó los mensajes de teléfono interceptados a Jaime José G. B. en el que hace referencia a lo que el cree que son transacciones de venta de droga en clave, dado que se refiere a la compra de almejas y otros productos cuando él gestiona una tienda de moda. El fiscal retiró la acusación contra Jaime José por pertenencia a grupo criminal por lo que la petición de condena quedaría en cuatro años aunque reconoce que procedería la imposición de una pena atenuada debido a que la cantidad de droga intervenida es realmente "escasa". Para el fiscal está claro que eran "un grupo de trapicheros que con sus ventas trataban de financiar la adquisición de su propia droga".