El tentadero permite al torero cierto entrenamiento de cara a sus próximas corridas pero fundamentalmente tiene como objetivo seleccionar a las mejores becerras que luego se reservarán para ser las madres de los toros de lidia del futuro. El empresario Eduardo Lozano explicaba ayer que a las becerras se le da la misma lidia que a los toros. Se les prueba con el caballo y la muleta y deben superar ambas. Reciben una nota de uno a diez que determinará si serán aptas o no para engendrar los futuros toros de una ganadería, en el caso de ayer, la de Alcurrucén.

Lozano señala que la bravura no lo es todo en estos casos. "Lo importante es que se humillen", dice, "que no suba mucho la cabeza al embestir dado que ese es un gesto incómodo para los toreros que no permite que puedan lucirse". Con todo, la genética no siempre funciona y elegir buenas madres para los toros no quiere decir que estos salgan con iguales características: "No es tan sencillo", explicaba Lozano sonriendo.