La Consellería de Sanidade, a través de su jefatura territorial en Pontevedra, inspecciona en la presente temporada estival un total de 299 piscinas de uso colectivo (50 cubiertas y 259 al aire libre) repartidas por la provincia para garantizar su calidad sanitaria. Los técnicos efectúan supervisiones y análisis necesarios para determinar la calidad sanitaria de las instalaciones y, en el caso de no cumplirse los requisitos contemplados en la normativa vigente, instruyen un expediente sancionador o incluso la revocación de la autorización del recinto.

En cuanto a las indicaciones de mantenimiento, los responsables de las piscinas de uso colectivo en la provincia "deben limpiar y desinfectar periódicamente las instalaciones y hacer controles de cloro por lo menos dos veces al día: por la mañana y en el momento de máxima afluencia de bañistas. Además de estos análisis, deben realizarse controles mensuales de la calidad del agua, de los que se extraen parámetros como la conductividad, pH y amoniaco o la concentración de desinfectante, entre otros", según detalla la consellería.

Añade que "la cantidad de desinfectante del agua no puede llegar a ser nunca irritante para los ojos, la piel y las mucosas de los bañistas" y también debe haber al menos una persona formada en el mantenimiento de cada piscina.