La impresión tan extendida de que lo peor de un viaje es la vuelta se agrava cuando un contratiempo la retrasa más de un día. Este es el tiempo que llevan esperando en Nueva York 39 estudiantes gallegos becados por las fundaciones Barrié y Amancio Ortega cuyo avión de Air Europa hacia Madrid sufrió una avería antes de embarcar a las 22.00 (hora local) del pasado lunes. Desde entonces permanecen alojados en un hotel junto al resto de pasajeros del mismo vuelo aguardando a que la aerolínea flete otro avión.

Del grupo de estudiantes, 27 proceden de la provincia de Coruña, 10 de la de Pontevedra y uno Ourense y otro de Lugo. Entre ellos está la viguesa Lucía Álvarez, que como sus compañeros becarios, de 17 años, cursó durante los últimos diez meses el primero de Bachiller en distintas ciudades de Estados Unidos. Su padre, Manuel Álvarez, lamentaba que todavía al mediodía de ayer en Nueva York (seis horas más en España) ningún responsable de las empresas que gestionan estos programas de inmersión lingüística se acercase al hotel para informar a los estudiantes sobre la evolución de las gestiones para volar hacia Madrid. "Allí no se presentó nadie", criticaba.

Al caso de su hija se añade otra circunstancia desesperante, entre las más temidas por todo viajero. El avión suspendió el despegue por un problema técnico cuando ya había cargado los equipajes de más de 200 pasajeros. Pero todos pudieron recuperar el suyo salvo Lucía y otra gallega. Un colofón que sin duda empañará el feliz regreso que soñaba la viguesa para una estancia inolvidable en tierras norteamericanas.