"Estamos todos aquí ahora mismo unidos junto a Sabino, y unidos en el dolor". El empresario pontevedrés Gerardo Lorenzo atendía ayer a FARO vía telefónica desde el tanatorio de la M-30 de Madrid, donde los restos del editor, su tío materno, eran velados por familiares y amigos.

"Para la familia Lorenzo, el tío Sabino era mucho más que un tío y para mí, en muchos aspectos de mi vida, mucho más que un padre. Fue una figura irrepetible en nuestras vidas, de una tremenda influencia desde la infancia. Todas las historias de la literatura, la posguerra... han estado en casa desde muy pequeños", asegura Lorenzo, que añade que "era el único hermano que tenía mi madre, de ahí que seamos una familia estrictamente unida". "Es una pérdida irrepetible. Sabino no se puede sustituir".

El empresario reconoce que en su vida lo más importante ha sido compartir con Sabino prácticamente todo desde los siete años. "Una de las cosas que más me ha gustado siempre de él ha sido su positividad y su capacidad para soñar. Era una persona que te ayudaba a desarrollar la imaginación, a soñar y a pensar en las cosas que venían en positivo. También su tremenda capacidad para seducir a la gente, para hablar", explica.

El editor y su sobrino compartieron durante años los viajes en coche desde Pontevedra hasta la capital de España. "Eran muchas horas solos. Hicimos juntos dos vidas, la suya y la mía", recuerda. En este sentido, señala como momentos claves la pérdida de seres queridos.

Gerardo Lorenzo destaca, al igual que todos aquellos que compartieron momentos íntimos con Sabino Torres o trabajaron con él, su sentido del humor: "No le gustaban los dramas más que en el escenario. Tenía mucha capacidad para soñar, inventar y pensar en positivo. Tenía mucho ingenio y te reías con él porque tenía muy buenas salidas".

Respecto a si el propio Sabino Torres sentía que su trabajo contaba con el reconocimiento social que se merecía, Lorenzo señala que "no era un hombre de vanidades". "Se sentía muy querido por los suyos, por la gente que le rodeaba. Hablaba maravillas de Cuña Novás, así como de todos los periodistas jóvenes de Pontevedra, tenía una relación extraordinaria con todos ellos. Todos le conocían, le trataban, le querían. Se hacía querer", afirma.

Referente familiar

Por su parte, el otro sobrino de Sabino Torres, el conocido actor Francis Lorenzo, hermano de Gerardo, también aseguraba desde Madrid que el editor había sido un gran referente familiar. "A nivel cultural, creativo, siempre fue un muy curioso. Era muy rico en su conversación, en sus anécdotas, en lo que había pasado", confiesa.

"Tenerlo en la familia era un regalo. Era de esas personas insustituibles por su carácter", afirma.

Francis Lorenzo destaca que las tertulias con Sabino Torres siempre tenían algo interesante: "tenía el encanto de saber contar, era muy particular".

"Lo que le importaba era vivir y saber. Fue reconocido por unos pocos y no reconocido por muchos. Quizá fue porque se fue a Madrid", concluye.