Dentro de un año aproximadamente, a mediados de 2017, finalice el actual contrato con la empresa Cespa para la recogida de basuras y limpieza viaria y a estas alturas el gobierno local todavía no ha concretado el modo en el que la nueva concesión estará vinculada al sistema de compostaje que se quiere implantar. El hecho de que la planta de A Canicouva carezca de un calendario preciso contribuye a arrojar poca luz sobre el contrato "en estudio" y si la futura empresa se encargará de su gestión o se tramitará de forma independiente.

Además, por el momento se trabajará con plantas de compostaje privadas y la intención de la Diputación es habilitar una red de recintos comarcales por la provincia, de modo que el proyecto de A Canicouva parece haber perdido la prioridad que sí tenía en diciembre, cuando se firmó el contrato de alquiler de los terrenos con los comuneros de esa parroquia. Ahora se apunta que "lo importante es evitar errores" y retomar la planta "cuando esté todo atado", unido al hecho de que esas instalaciones requieren de unos trámites ambientales que se pueden prorrogar en el tiempo. Por la contra, también se apunta que la experiencia de Pontevedra serviría de base para otras iniciativas similares o parecidas en la provincia.

Esta indefinición afecta, en mayor o menos medida, al futuro contrato de basuras, del que no se ha detallado ni ámbito, ni duración, ni funciones, si bien está claro que la nueva empresa sí tendrá que adaptarse al modelo de recogida previsto, basado en islas de contenedores con recipientes marrones para los restos de comida, otros para plásticos, latas y envases, más los habituales de vidrio y papel-cartón. La incógnita es determinar qué hacer con la basura que no encaja en ninguna de estas categorías. La adjudicataria sí mantendrá la limpieza viaria y dependencias municipales.