Una madre aceptó esta mañana una pena de tres años y nueve meses de prisión, así como la privación de la patria potestad, tras reconocer que arrojó por la ventana a su bebé recién nacido en julio de 2014. Además, no podrá acercarse al niño, a su colegio o a cualquier otro frecuentado por él durante cinco años.

La acusada se limitó a reconocer los hechos tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía al confesar los hechos. Según asumió y tal como manifiesta el escrito del fiscal, A. A. A. sobre las 5 horas del 29 de julio tuvo a un niño en el inodoro del baño de su propio domicilio tras un embarazo que había ocultado a su familia, amigos y al propio padre por temor al rechazo familiar y social. Una vez nacido el niño lo arrojó por la ventana del dormitorio que está a una altura de 2,40 metros, causándole lesiones consistentes en traumatismo cráneoencefálico de alta intensidad con diversas fracturas y hematomas". El niño sobrevivió y tiene en la actualidad un adecuado desarrollo físico y psicomotor sin que se aprecien en él secuelas físicas ni neuronales.

El Ministerio Fiscal señala que, en el momento de los hechos, la acusada se encontraba "en un estado de nerviosismo y shock emocional", como consecuencia de su percepción del entorno y de la falta de planificación del embarazo, que "afectaba a su capacidad intelectiva y volitiva, aun sin anularlas". De ahí que calificase los hechos de un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de parentesco y la eximente incompleta de enajenación mental.