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Eladio Portela: "Soy de derecha, de derecha derecha eh, y PTV"

"La política municipal de Pontevedra tiene tres ciclos: el de Joaquín Queizán, el de Pepe Rivas y el de Fernández Lores... Estoy en desacuerdo con las ideas que representa Miguel pero no niego que me gusta el modelo de ciudad"

El empresario y político Eladio Portela. // Rafa Vázquez

"¿Pontevedrés? No, no soy pontevedrés", aclara Eladio Portela, "soy PTV, pontevedrés de toda la vida, algo que se dice unas veces cariñosamente, otras nostálgicamente y algunas despectivamente, pero yo estoy orgulloso de ello: ya lo eran mi padre y mi abuelo".

-También concejales

-Si, yo fui concejal, mi padre fue concejal y mi abuelo fue concejal, es verdad que no debíamos de tener mucho nivel político porque tampoco pasamos de ahí (risas).

-A diferencia de sus hermanos no fue a la universidad

-No, no tengo carrera, no soy universitario y efectivamente soy el único de mi familia, de los cuatro hermanos, que no lo soy. Y no lo soy por dos cosas: primero porque era el cuarto hijo, el pequeño e hice lo que me dio la gana (sonríe) y no di golpe estudiando, no di golpe; la segunda es que sabía que iba a acabar en la imprenta, iba a ser el que se encargase de ella así que era fácil: si voy a estar en la imprenta para qué me voy a poner a chapar.

-Lo que si fue es empresario desde muy joven

-Si, empecé muy joven, primero de niño trabajando con mi padre, y después la cosa fue aumentando, cogí el mando de la empresa con 22 años, recién acabada la mili, y ya antes incluso tenía una posición fuerte dentro de la empresa, que era una empresa pequeña comparado con lo que fue después.

-¿Le dio muchas satisfacciones el mundo de la empresa?

-El mundo de la empresa da satisfacciones y da disgustos pero es un mundo duro siempre, siempre, como digo yo de dormir poco, además muchas veces la gente que no está en este mundo no se da cuenta de que existen las noches y las noches de un empresario son fastidiadas con jota. Dentro del mundo de la empresa tuvimos nuestros ciclos, como todos, hubo un momento en que fuimos una imprenta muy importante dentro de Galicia.

-Pero llegaron los malos tiempos ¿se equivocó mucho?

-Esos vinieron después, yo me equivoqué en cosas, indudablemente, era el director gerente y me equivoqué en cosas y, bueno, entre que me equivoqué, que la presión fue fortísima y que no conozco a nadie que cuando todos los círculos se le cierran gane algo pues pasó lo que pasó.

-¿La empresa quebró?

-No quebró, suspendió pagos y no hubo manera de levantar la suspensión de pagos; una parte importantísima de los acreedores si que eran partidarios pero vino esa sentencia de un brillante juez de lo Social que impidió que la empresa funcionara. Si te ponen unas indemnizaciones brutales y no te dan ninguna posibilidad de que eso sea recurrible no ganas, ni yo ni nadie. Y además no tengo ningún rubor en decir que si se aplicasen los mismos conceptos hoy que en su momento se me aplicaron a mi iba a ser difícil mirar hacia los lados y ver alguna empresa.

-¿Cómo ha evolucionado el mundo empresarial desde que usted empezó con la imprenta?

-Ha ido evolucionando en positivo, ahora, también hay que decir que desde hace años vivimos un momento difícil en todo el mundo occidental y en España más porque, y es una constante que veo desde que hace 50 años empecé, en este país hay un cierto cuestionamiento del empresario. Y eso que parece una anécdota social y nada más tiene y suele tener repercusiones.

-Solo el 10,6% de los universitarios gallegos apostaría por montar su propia empresa ¿es una mala señal?

-No es una buena señal pero lo entiendo, porque el mundo empresarial es muy duro, y además voy a ser claro: el sueño dorado de todo español es ser funcionario y no le falta razón, el funcionariado da estabilidad, confianza y facilidades, es más fácil que le den un crédito a un funcionario que a un empresario, muchísimo más fácil.

-¿La política le ha dado tantos disgustos como la empresa?

-Bueno, en la empresa tuve alegrías, ciclos muy alegres y buenos, de ganar dinero de verdad, lo digo con toda sinceridad, ahora después cuando pasó lo que le he comentado se hizo imposible sostener la situación. ¿Y la política? La política o gusta o no, y a mi me gustó siempre y me sigue gustando, por supuesto no a nivel de presencia sino de leer, estudiar y analizar.

-También en este caso empezó muy joven

-También, fui elegido concejal con 27 años en una época en la era muy difícil llegar con esa edad, tomé posesión a los 28. Le voy a enseñar mi primer carné de concejal, porque era un chaval (muestra el carné de edil y también el de afiliado número 12 en Pontevedra a la UCD), fui elegido en octubre de 1970. Mi primer alcalde fue Augusto García Sánchez, un señor como la copa de un pino, eran las corporaciones de la época de Franco, entré por el llamado tercio sindical, estuve después con Joaquín Queizán.

-¿Por qué dimitió?

-Dimití equivocándome el 28 de marzo de 1975. En esos años hubo un retroceso, que está estudiado, en la apertura entre comillas de la política española, no es lo mismo Fernández Miranda que Arias Navarro, ese retroceso, a mi que siempre me gustó analizar la política, me pareció mal, y entendí que dentro de ese retroceso estaba el nombramiento de Joaquín Queizán. Entendí eso porque Augusto García Sánchez era un hombre del movimiento pero no un falangista y Queizán si lo era, pero tengo que decir que me equivoqué porque Joaquín Queizán bordó la transición en Pontevedra? Y la transición con solo dos o tres personas no hubiese salido, salió porque los 8.116 alcaldes que hay en España, la inmensísima mayoría, tuvieron una actitud francamente positiva, y uno de ellos fue Joaquín Queizán. Me equivoqué al dimitir y Joaquín jamás me tramitó la dimisión de modo que cuando me presenté a concejal en 1979 tuve que dimitir, tuve que presntarme en el juzgado y dimitir.

-En esta segunda ocasión se presentó con Rivas Fontán

-Volví con Pepe encabezando la lista y después en 1995. A mi sencillamente me gusta la política, y la municipal más, es la base, una de las cosas positivas que veo en Mariano Rajoy es que empezó de concejal, empezar de ministro, con sinceridad, ni me gusta ni me encaja, como uno recién salido de la academia militar no puede mandar un cuerpo del ejército; en la política hay que chupar concejalía y se nota los que han pasado por ese peaje y aprendizaje.

-¿Qué balance hace de esta segunda etapa en la política?

-De mi etapa con Rivas hay varias cosas, aunque fui teniente de alcalde como lo fui con Juan Luis Pedrosa, era vicepresidente de la Diputación y estaba muy poco en el Ayuntamiento. Los primeros 4 años de Pepe como alcalde fueron de los mejores de Pontevedra, sin duda, lo hizo muy bien en esos años, y también, lo sabe toda Pontevedra, nuestras relaciones pasaron por ciclos e incluso momentos de cuestionamiento.

-¿Se enfrentaron ustedes?

-Bueno, estamos en lo de siempre: la política no es lo que se dice siempre en este país, que es una basura, eso es falso, ni una congregación de ursulinas, de modo que en la política una cosa es lo que quieres hacer, otra lo que puedes hacer y otra lo que te dejan, y dentro de eso también están las situaciones personales, que también pasan por ciclos, si los hubo, pero la palabra enfrentamiento es excesiva, hubo cuestionamiento de posturas y diferencias.

-Y después está la etapa a mediados de los noventa, con Pontevedra Unida, que ya coincide con el actual alcalde

-Coincidí con Miguel (Fernández Lores) en ese momento y hay que decir una cosa: la política municipal de Pontevedra tiene tres ciclos, el de Joaquín Queizán, el de Pepe Rivas y el de Fernández Lores, que tanto desde el punto de vista de gestión como el político lo está haciendo bien. Yo soy de derecha, de derecha derecha eh, y ptv, pero no se puede negar el trabajo y la calidad de la gente, estoy claramente en desacuerdo con las ideas que representa Miguel pero no voy a negar el trabajo ni que me gusta el modelo de ciudad de Pontevedra, porque estoy de acuerdo con él, y la mejora de Pontevedra fue sustancial. Le voy a contar una anécdota: cuando salí por primera vez de concejal mi amigo Alfredo García Alén me vino a buscar para saludar al alcalde, Augusto, fuimos a su despacho y estaba firmando un financiero para pagar la nómina, cualquier empresario lo entiende: el financiero es la clave. Eso es lo que había en el Ayuntamiento, y cuando algunos decían que ya se robaba en aquellos años querría que me aclarasen de dónde se robaba porque no soy capaz de encontrar el dinero.

-¿Es entonces la corrupción un fenómeno reciente?

-No, no, ni moderno ni antiguo, es una realidad continuamente aumentada y exagerada. Me presenté en el año 70 y todos los amigos me dijeron "pero cómo te metes ahí, si es todo una basura"; me vuelvo a presentar en el 79 y de nuevo los mismos me dicen que es una basura, me meto en 1995 e igual, con esto quiero decirle que la palabra corrupción en España está aumentadísima y es una constante en este pueblo, ahora, querría saber de los más de 60.000 concejales y los 8.116 alcaldes que hay en España cuántos son ladrones, qué porcentaje hay, yo lo calculé y es irrisorio. Y que no me diga nadie que la justicia no está presionando a la política, que no me lo diga nadie, porque hay jueces que están todo el día dedicados al tema. Hay tres fases: el ser humano no es perfecto, en política hay cosas, y esto está multidimensionado porque España tiene bastante menos porcentaje de corrupción que otros países de nuestro entorno, y no hablo de Italia.

-Afirma que algunos momentos en la presidencia de la Cámara de Comercio fueron de los mejores de su vida pública ¿le da tristeza ver la situación de la entidad?

-Al frente de la Cámara fueron si los momentos donde probablemente me vi más realizado pero no entro en el tema que me pregunta porque hay una norma que cumplo a rajatabla, que es no entrar nunca ni a valorar ni a cuestionar a aquellos que me suceden a mi, no lo hago nunca y no lo voy a hacer ahora.

-¿De qué faceta vital se siente más orgulloso? ¿Qué balance haría?

-Soy una persona muy exigente conmigo mismo y además tiendo a analizarme permanentemente, muchas veces veo más la parte negativa que la positiva, pero si hago balance de mi vida diría que hubo épocas de triunfo y otras de no tanto, fácil no me lo puso nadie nunca, ni en el ámbito empresarial ni en la política, solo me considero triunfador absolutamente en la vida familiar, creo que de las mejores cosas que hice en mi vida, o la mejor, fue casarme con mi mujer y tener los cuatro hijos que tuvimos, ahí sí, soy un triunfador nato y neto, pero no fui solo yo, me ayudaron (risas).

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