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Roger Calabuig: "A Bahar la vendieron siete veces con sus tres hijos... La hicieron abortar a patadas"

El fundador de Jinda explica el infierno de las mujeres esclavizadas por el Daesh

Roger Calabuig. // Gustavo Santos

Violaciones sádicas, mercados de mujeres, subastas de las niñas vírgenes, abortos provocados a golpes, torturas? El infierno que sufren las yazidíes a manos de los combatientes del ISIS es tan atroz que buena parte opta por el suicidio, incapaces de superar el trauma durante el cautiverio o, en el caso de las que han podido ser liberadas, enfrentarse al deshonor de la poca familia que les queda, ya que esta minoría religiosa no permite que sus mujeres establezcan relaciones fuera de la comunidad. Ayudarlas es el objetivo de Roger Calabuig, que el próximo mes inaugurará en el Liceo Casino una exposición dedicada a las esclavas del Daesh.

-¿Cómo se interesó por las esclavas del Daesh?

-Estuve tres meses en el Kurdistán, hasta diciembre de este año, trabajo para Cruz Roja Internacional pero esto no tiene nada que ver con Cruz Roja, mi trabajo estaba en los campos de refugiados de la frontera con Siria y era el responsable de los programas de abastecimiento de agua dentro del campo. Parte de mi trabajo es identificar las nuevas llegadas, cada vez que llega un nuevo refugiado tengo que evaluar sus necesidades y en una de estas conocí a una mujer que había sido esclavizada, una mujer de la etnia yazidí, como los demás refugiados del campamento, que tiene 20.000 personas y todos son de esa religión y pertenecen a una zona concreta de Irak que el Estado Islámico tomó el 3 de agosto de 2014 y se vieron forzados a un éxodo colectivo. Tras oir su caso me quedó claro que había que actuar.

-¿Consiguió atención para esa primera esclava liberada que conoció?

-Ella acababa de ser liberada, había sido esclava durante un año y cuatro meses y sus condiciones habían sido terribles. Estaba en un estado muy lamentable, tanto que en las dos horas siguientes en las que me contó todo lo que había vivido salí de allí sabiendo que había que hacer algo por ella. Me puse en contacto con una ONG local que da apoyo psicológico e incluso intenta ir un poco más lejos en la ayuda a las mujeres yazidí que han conseguido sobrevivir al genocidio y a la esclavitud y efectivamente al día siguiente tenían allí su unidad móvil de atención psicosocial y se hicieron cargo de todo, de sus hijos, a ella la ingresaron y le dieron toda la asistencia necesaria para por lo menos superar esos primeros instantes después de ser liberada.

-Son miles las raptadas por el Daesh?

-Si, en el caso de Sinjar es una ciudad, ella y sus alrededores, de cerca de 200.000 habitantes y el Estado Islámico una noche a las dos de la madrugada inició un ataque para tomar la ciudad y la milicia kurda no plantó cara. Los que pudieron escapar primero pasaron 10 días en las montañas, esto sucede en agosto en Irak con 50 grados de temperatura y en las montañas no hay agua, ni un solo árbol, y se calcula que unas 50.000 personas se vieron forzadas a sobrevivir en las montañas durante esos diez días habiendo huido con lo puesto. Otros cruzaron la frontera con Siria y los que consiguieron escapar aquella noche están en campamentos de refugiados pero hubo otra mucha gente que fue capturada: en una sola noche 5.000 mujeres y niños fueron capturados y a día de hoy se calcula que unas 3.500 permanecen en manos del Daesh, es decir siguen siendo esclavos.

-¿Qué le sucede a los hombres capturados?

-Esa misma noche fueron capturados también 4.000 hombres, de los cuales sencillamente no hay noticias, no se ha sabido nada, se han empezado a encontrar fosas comunes donde aparecen 200 cadáveres y se sabe que todos ellos son yazidíes, básicamente los aniquilan.

-¿Y cuál es el destino que les espera a ellas?

-Su periplo es enorme, desde el momento en que las capturan las van cambiando de pueblo, de zona, a esa mujer que conocí primero, Bahar, la vendieron siete veces con sus tres hijos y a su marido y sus dos hijos mayores los mataron delante de ella. Cuando a ella la capturaron estaba embarazada de 3 meses, nada más capturarlas las sacan de las casas, las ponen de rodillas y les dicen que se tienen que convertir al Islam y las matan, muchos de ellos dicen que si, que se convierten y automáticamente cuando ella y su familia dijo que le convertía le dijeron que no podría tener ese hijo porque es el hijo del infiel y allí mismo le dieron patadas hasta que aborto, le hicieron abortar a patadas. Y ese es el comienzo de su historia.

-¿Cuentan con centros para atenderlas?

-Si, me invitaron a conocerlos, son centros donde estas mujeres están ingresadas durante 3 meses, aisladas del resto del mundo, aunque por supuesto pueden salir, pero si protegidas e ingresadas para darles una atención psicológica muy potente, además de proveerles de comida, ropa etc. Cuando me invitaron a conocer esos centros tuve la oportunidad de conocer a muchas de esas mujeres cuando ya han pasado por el tratamiento psicológico, vi de primera mano el trabajo que hacían y lo que hice fue una sesión de fotografía a todas ellas, les pedí que posasen y para mi sorpresa cuando se ponen delante de la cámara cada una de ellas me cuenta su historia. Así es que a la vuelta decidí organizar una exposición con los retratos, pero el proyecto fue creciendo y ahora estoy montando una ONG que está ahora mismo en proceso de registro y que es una sucursal de la ONG local en España, se llama Jinda España (www.jindaspain.com)

-¿Por qué es tan vulnerable la etnia yazidí?

-No son sirios, no son irakíes, bueno, si lo son pero pertenecen a una minoría religiosa preislámica que incluye casi 1 millón de personas y han sido estigmatizados como "adoradores del diablo". Los yazidí se han quejado siempre de la marginación absoluta por parte de los musulmanes y del régimen kurdo (de hecho la guerrilla no plantó cara cuando el Estado Islámico inició la toma de Sinjar ) y es cierto que han estado siempre muy marginados administrativamente, incluso en la época de Sadam Husein fueron también perseguidos a muerte. Se los ha acosado, perseguido y expulsado tan sistemáticamente que están al borde de la extinción.

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