La Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra acaba de ratificar la condena impuesta por el juzgado de lo Penal número 4 de la capital a un vecino de Sanxenxo que amendrentaba a su madre con la que convivía a pesar de las reiteradas órdenes de alejamiento que pesaban contra él hasta que fue detenido en mayo del pasado año. En dicha sentencia, se le imponen al acusado penas que suman 9 años de prisión por delitos de quebrantamiento de condena (un año), robo con intimidación (tres años), delito contra la administración de Justicia en concurso de maltrato (tres años y nueve meses) y un delito de maltrato habitual (dos años).

La Audiencia Provincial da por bueno el relato de hechos probados que se establece en la sentencia emitida por el juzgado de lo Penal. Según este fallo, el procesado, de 59 años de edad, ya había sido condenado por sentencias firmes de marzo y febrero de 2015 a 6 y 8 meses de prisión por quebrantar las órdenes de alejamiento que se le habían impuesto frente a su madre, que tenía entonces 81 años de edad. Había sido condenado por una falta de amenazas y un delito de maltrato contra su madre a penas de multa y de trabajos en beneficio de la comunidad.

A pesar de este mandato judicial que le impedía acercarse a su progenitora, en enero de 2015 volvió para vivir con su madre hasta el 25 de mayo, cuando fue detenido e ingresó en prisión provisional por orden del juzgado de Cambados.

Lo hizo después de que el 23 de mayo, según la sentencia, amedrentase a su madre esgrimiendo un cuchillo de cocina de 20 centímetros de hoja exigiendo que le entregase todo el dinero que tuviera, accediendo la mujer, que le dio 50 euros para que se fuera. Antes de irse, la intimidó para que no lo denunciase, cortando además el cable del teléfono de la vivienda para que no pudiera avisar a la Guardia Civil. "Por el temor sufrido", añade la sentencia, la octogenaria salió del domicilio nada más marcharse su hijo "y se escondió durante toda la noche entre la maleza de una finca próxima" regresando a su casa sobre las ocho de la mañana.

Cuchillo al cuello

Al día siguiente, el 24, su hijo volvió de nuevo al domicilio y esperó a que llegase su madre. Acababa de ser puesto en libertad por la Guardia Civil como autor de un delito de quebrantamiento al ser descubierto por los agentes en las inmediaciones de la casa de su madre. Creyendo que tal arresto había sido fruto de una denuncia de su madre, que no se había producido, volvió a amenazarla con un cuchillo de cocina que puso al cuello de la mujer, asegurando que la "iba a matar" y a "cortar el cuello", llegando la madre del procesado a cortarse la palma de la mano al coger el cuchillo para apartarlo. Finalmente, la mujer logró convencerlo de que no fue ella quien le había denunciado, soltándola, momento en el que la mujer acudió a refugiarse en casa de unos vecinos.

La madre del acusado no fue capaz de denunciar estos hechos hasta el día siguiente, momento en el que los agentes acuden de nuevo al domicilio para auxiliarla y encontrando en una de las habitaciones del domicilio al acusado, procediendo a su detención.

Según el fallo, el procesado solía actuar "con sus facultades de autodominio notablemente disminuidas por la previa ingesta de alcohol". Esto "limitaba de forma importante sus facultades mentales, haciéndole perder de forma notoria el control de sus actos". Una circunstancia que se apreció como atenuante.

Fue tras esa detención cuando el juzgado de guardia de Cambados acordó finalmente decretar su ingreso en prisión provisional el día 26 de mayo del pasado año.

"Temor" y "dominación"

El juzgado de lo Penal número 4 emitió esta primera sentencia condenatoria en diciembre de 2015 y el acusado recurrió en apelación ante la Audiencia, que ahora la confirma. Las magistradas de la Sección Cuarta destacan que la conducta atribuida al acusado creó un "ambiente de dominación y temor sufrido por la madre" que se mostraba reacia a denunciar lo que le sucedía. La primera sentencia ya indicaba que el acusado "ha venido ejerciendo sobre su madre" desde "largo tiempo atrás una situación de dominación constante y permanente, intentando con ello someterla a su voluntad y control y mantenerla dominada y solícita a sus propósitos" valiéndose incluso para ello de la "violencia física".

Además de las penas de prisión, la sentencia establece largos periodos de alejamiento del acusado con respecto a su madre. Concretamente, suman una prohibición de acercamiento o comunicación por espacio de diez años.