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El meollo

El centenario de Lueiro

El centenario de Lueiro

Perdón por la auto cita, pero yo conocí a la hija de Lueiro mucho antes que al padre. Marieta era una de las chavalas más molonas de O Grove. De modo que primero fue la hija y luego fue Lueiro.

De Lueiro solo sabía entonces que trabajaba como funcionario de Hacienda, que era escritor y que no falta a su cita diaria con el Chiruca. Poco más.

Un día me armé de valor y lo llamé por teléfono para saber si podía hacerle una consulta sobre mi primera declaración de la renta. "! Así que tú eres el famoso L. Torre!", me espetó. "Siempre leo tus artículos. ¡Vaya estopa que repartes a diestro y siniestro". Fue la primera vez que alguien me distinguió como "famoso" en esta ciudad tan "pijotera", naturalmente que en broma.

Rápidamente fui a verle y desde aquel día se despertó entre los dos una corriente recíproca de entendimiento, simpatía y afecto. No puedo decir aquí como era Lueiro, pero sí puedo afirmar que conmigo fue siempre la cordialidad personificada. El gusto por el periodismo nos unió mucho desde el primer momento.

Enseguida me regaló sus libros de dos en dos, o de tres en tres, todos dedicados con mucho cariño. Incluso me regaló otros libros de Luís Seoane, Lorenzo Varela y Arturo Cuadrado, por quienes sentía tanta admiración.

Lueiro fue todo un lujo como concejal de O Grove, con Álvarez Corbacho como alcalde, tras las primeras elecciones democráticas. Yo los apoyé y ayudé cuánto pude desde mí periódico. Aquel experimento liderado por el PCE creo que no acabó bien, pero supongo que valió la pena.

Cuando ya jubilado de Hacienda ganó con todo merecimiento en 1989 el premio Miguel de Unamuno con Hundezlle, le propuse una entrevista en profundidad. Vino a verme y repasamos buena parte de su vida, salvo los secretos de la clandestinidad que un verdadero comunista nunca debía revelar, según afirmaba con firmeza. También interpretó ante mí aquel relato ganador sobre un hombre al que los nazis convirtieron en un perro. Todavía recuerdo sus aullidos estremecedores que debieron sobrecoger al jurado calificador.

El meollo de la cuestión está en calibrar si la celebración del centenario del nacimiento de Manuel Lueiro Rey que están comandando O Grove y Pontevedra servirá para poner en valor, de una vez por todas, su rica obra literaria.

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