Las salas de vistas y pasillos de la Audiencia de Pontevedra han sido testigos a lo largo de su historia de agresiones protagonizadas por los procesados, incluso un grave ataque con ácido, pero no se recuerda que un condenado hubiera intentado quitarse la vida durante un juicio. Ocurrió ayer, cuando ya había terminado la vista en la que un vecino de O Porriño, Paulo José F. V., aceptó una pena de diez años de prisión tras reconocer que tenía intención matar a su expareja con una escopeta. Afortunadamente, todo quedó en un susto dado que el procesado tan solo se causó heridas leves en el cuello y en un dedo con una cuchilla que, sorprendentemente, se cree que había logrado traer consigo desde la prisión de A Lama, en donde está interno.

Todo sucedió muy rápido, en la misma sala de vistas en la que se desarrolló la breve vista oral. Ante la confesión de los hechos por parte del acusado, el fiscal rebajó su petición inicial de 19 años de prisión a un total de 10 años por los delitos de tenencia ilícita de armas, tentativa de homicidio, receptación y amenazas. El acusado se limitó a confirmar que reconocía los hechos y asumía la condena. Sollozando, pedía "perdón a la víctima por lo que quería hacerle". "Lo siento mucho", añadió.

Momentos de tensión

Tras indicar las magistradas de la Sección Cuarta de la Audiencia que se dictará sentencia en los términos aceptados por el procesado, se ordenó desalojar la sala. Instante en el que el acusado se levantó para pedir la palabra una vez más. La presidenta de la sala accedió, pero le pidió que esperase a que la prensa y el público hubieran abandonado la estancia. Fue entonces cuando, según testigos de lo sucedido, el joven continuó entre lloros suplicando perdón y mostrando su arrepentimiento hasta que finalmente dijo "y ahora me voy", sacando una mitad de una hoja de afeitar llevándose la mano al cuello para intentar cortarse. Casi al instante cayó al suelo fulminado, sufriendo un desvanecimiento, ante la atónita mirada y algún grito de alarma de magistrados, abogados y fiscal. Los agentes de la Policía Nacional que lo custodiaban saltaron como resortes para socorrerlo y prestarle ayuda, así como incautar rápidamente la cuchilla que empleó para autolesionarse. Comprobaron que el corte que tenía en el cuello era superficial y que se había desmayado por la tensión. También tenía una herida en el dedo causada al agarrar la cuchilla. Se le reanimó y se avisó al 061, cuyos técnicos sanitarios le prestaron asistencia en la misma sala. Sus heridas no presentaban apenas gravedad y, tras unas curas, fue trasladado en el mismo coche policial hasta los calabozos a la espera de ser devuelto a la prisión de A Lama.

Paulo José F. V. deberá cumplir los diez años de prisión impuestos, siete años y medio por el delito de homicidio intentado con el agravante de parentesco; seis meses por tenencia ilícita de armas, seis meses más por amenazas y 18 meses por receptación. Además, se le imponen doce años de alejamiento respecto a la víctima.

Amenazas por Whatsapp

El relato de los hechos que el acusado reconoció como ciertos, según se recogen en el escrito del Fiscal, revela que Paulo José F. V. mantuvo una relación sentimental con la víctima a la que ella puso fin a principios de diciembre de 2014. El acusado comenzó entonces a amedrentarla subiendo vídeos a Facebook sobre limpieza de escopetas acompañados de un texto que rezaba "muy importante saberlo". Otro vídeo mostraba un tutorial sobre cómo hacer un test a una escopeta que decía "probando..., probando estamos" y colgó una fotografía de unas pistolas asegurando que son "las mejores amigas del hombre, nunca de decepcionan". Además, envío varios mensajes de Whatsapp a la víctima del estilo: "tik tak tik tak..., empieza la cuenta atrás", "la pesadilla acaba de comenzar" , "voy a ser muy malo", "no tengo nada que perder... la cosa más importante ya la perdí", "voy a ser muy malo" o "vete a denunciar, pide protección", entre otros.

El 9 de diciembre el acusado compró una escopeta a sabiendas de que esta había sido robada, arma para la que además no tenía licencia. El 10 de diciembre de 2014 Paulo José F. V. se dirigió al domicilio de su expareja en Porriño apostándose sobre las 16.30 horas frente a su portal portando la citada escopeta cargada y a la espera de que a las 20 horas su exnovia abandonase su domicilio para ir a trabajar, momento en el que pretendía matarla. Su intención sería poner después fin a su vida tal y como dejó escrito en una nota que entregó en un sobre a su madre. Afortunadamente, su madre llegó a leer la nota a tiempo de avisar a la víctima, quien alertó a las fuerzas de seguridad. Finalmente, la Guardia Civil logró detener al acusado en las inmediaciones del domicilio de la víctima.