Además de los colegios, la Policía Local pone en marcha controles preventivos en espacios públicos en los que se suelen juntar adolescentes o en donde reciben información vecinal acerca de posible menudeo de droga.

Los seguimientos de los agentes municipales han permitido desactivar pequeños focos de consumo y trapicheo pero también detener organizaciones de mayor calado que, al trascender el ámbito local y ser de mayor complejidad, se traspasaron a la Policía Nacional y se culminaron desde la Comisaría. Destaca la presencia de menores en muchos de estos operativos, como el de mayo del pasado año en el que imputó a dos personas por tráfico de drogas, uno de ellos aún no había cumplido los 18 años, y se incautó más de medio kilo de hachís, 550 euros y una balanza de precisión.

Otra intervención destacable fue la que permitió la imputación de un joven de 18 años que suministraba habitualmente a otros estudiantes, muchas veces menores, en las inmediaciones de los centros escolares. En un dispositivo de vigilancia, los agentes municipales constataron la presencia de numerosos menores que, cerca del domicilio del sospechoso, acudían a comprarle sustancias estupefacientes. Para la Policía Local, actuar contra este tipo de pequeños distribuidores también es importante, no solo por erradicar el punto negro de drogas en el que se abastecen menores, sino por trasladar un mensaje de que no hay impunidad para quien pretende lucrarse con las drogas.

Desde la Jefatura se recuerda que la mera tenencia de drogas en lugares públicos para su consumo supone una sanción de 600 euros y que el cultivo o tráfico de drogas conlleva penas de entre 1 y 3 años para que no causan grave daños a la salud y de entre 3 y 9 para las llamadas drogas duras.