La Policía Local de Pontevedra está intensificando los controles sobre los centros educativos de la ciudad, especialmente los institutos de enseñanza secundaria, especialmente contra fenómenos como es el consumo de drogas y el absentismo escolar, un problema que parece que está aumentando en el primer trimestre del año a tenor de los resultados de los dispositivos realizados por los agentes municipales.

Así, a lo largo del primer trimestre de este año, los agentes realizaron ya un total de 35 controles en torno a los 8 centros de secundaria de la ciudad, detectando un total de 33 casos de absentismo escolar que fueron puestos en conocimiento de los padres de los menores que los agentes encontraron faltando a clase de manera no justificada. Esto quiere decir que apenas hubo controles en los que los policías locales no se encontrasen en las inmediaciones de los centros a menores faltando a clase. Como ejemplo, basta citar que el pasado año (durante el curso lectivo, es decir, entre enero y junio y de septiembre a diciembre) se realizaron un total de 57 controles en torno a los ochos institutos de la ciudad y tan solo se apreciaron cinco casos de absentismo, frente a los 33 de estos primeros tres meses de 2016.

El otro foco en el que se presta especial atención por parte de los agentes municipales es el "trapicheo", tenencia y consumo de drogas en el entorno de los centros escolares. Los policías locales formularon en los primeros tres meses el año un total de 8 denuncias por consumo y tenencia de drogas, en su mayoría a menores. El total de 2015 fue de 18 sanciones.

Estas actuaciones de la Policía Local responde a la puesta en marcha de un programa de actuaciones diseñado por este cuerpo que tiene como objetivo no solo detectar el absentismo escolar o malos hábitos en el consumo de drogas, sino también otras situaciones peligrosas para los menores como puede se la posible gestación de "pandillas" violentas; situaciones de posible acoso escolar y otros episodios de peleas o violencia de mayor o menor intensidad. Para ello, se estableció un dispositivo "permanente" de vigilancia del entorno de colegios e institutos de especial intensidad en las entradas y salidas de los niños, así como en los recreos.

Comunicación con profesores

Los agentes también abrieron canales de comunicación permanentes con los directores de los centros educativos para que pudieran ellos mismos denunciar situaciones de posible conflicto y también se comunican directamente con los propios padres de los menores para transmitir cualquier "información relevante sobre el comportamiento de sus hijos".

En los casos más graves también se ponen en manos de los servicios sociales del ayuntamiento aquellas situaciones en las que se considera necesaria su intervención. La labor de la Policía Local con los menores también tiene como objetivo no solo detectar posibles comportamientos inadecuados del menor, sino que también situaciones de posible desatención o abandono por parte de los padres. En estos casos, los hechos se ponen en conocimiento de las instituciones de protección al menor o de la Fiscalía y el juzgado si es preciso.