-Se define como un hombre de orden ¿qué piensa cuando ve lo que está pasando en este país con la corrupción?
-Es tremendo, vergonzoso, cuando veo los casos de corrupción siento vergüenza, pero hay que decir una cosa: la corrupción que se está descubriendo en su inmensa mayoría no es actual, no es de anteayer o de hace dos años sino que se viene produciendo en el tiempo. Hoy en día y gracias a que las instituciones obran independientemente, como es el caso del poder judicial que no está sometido, vigilado o dirigido por ningún otro poder, y eso le da la libertad de sacar a la luz las corrupciones que ha habido, que hay y que por desgracia puede que las siga habiendo.
-¿A qué las atribuye?
-Pasa una cosa, he defendido siempre que no se esté más de 8 años en un cargo político, sobre todo en el mismo, porque mire usted: cuando uno llega a dominarlo todo, llega a creer que aquello es su casa, que incluso está defendiendo bienes propios, eso es malo y es fácil caer en la tentación porque los humanos somos imperfectos, débiles. Hoy un cargo que tiene un despacho inmenso, y he visto despachos en política de 200 metros cuadrados, secretario, chófer, facilidades... A lo mejor tiene la tentación de hacerse con algo o favorecer a alguien para que pasado unos años me lo devuelva. Es más difícil si uno solo ocupa el cargo 4 años o como máximo 8, pasas un año o dos de aprendizaje, el tercero y cuarto suelen ser muy productivos y al acabar quizás necesitabas otros 4 para hacer cosas, porque uno llega a la política con mucha ilusión y ganas, pero todo en esta vida se va agotando, te va entrando la decepción, las frustraciones, las traiciones que muchas veces no vienen del contrario sino del que tienes la lado, y todo eso te va dañando, pues si prolongas todavía más hay el riesgo de que entres en las tentaciones y las corrupciones.
