El Concello ya ha resuelto la declaración de ruina del edificio de los Soportales. Este proceso, que el ayuntamiento inició de oficio, supone, sobre el papel, que los propietarios estarían obligados a rehabilitar el inmueble, pero de no ser así, se inscribiría el inmueble en el registro de solares, como ha ocurrido con otros edificios en parecida situación en el centro histórico.
Lo que sí parece claro es que una posible rehabilitación del inmueble se llevarse a cabo con rapidez, sobre todo teniendo en cuenta el grado de destrucción del edificio y la causa del mismo, un incendio. En todo caso, el Concello insiste en que cualquier proyecto de rehabilitación en el casco histórico "se toma con mucho cariño" por la administración local y más en este caso, para eliminar la "cicatriz" dejada en la plaza de A Ferrería, que no solo genera un impacto paisajístico negativo por la destrucción de un edificio, sino que también en la memoria colectiva de la ciudad., lo que supone otra merma para el patrimonio de la ciudad.
El incendio, uno de los más espectaculares vividos en la historia reciente de Pontevedra, calcinó por completo al que también fue sede de un café concierto hasta 1896. Con aquel suceso desapareció una significativa parte de la tradición hostelera y comercial de Pontevedra, amén de un edificio que forma parte de la memoria sentimental de los capitalinos desde el siglo XIX. En ese primer momento fue café concierto y posteriormente, hace 120 años, se convirtió en tienda de tejidos. En 1904 la adquirió el tío abuelo de la actual propietaria, un comerciante muy querido y recordado que, con su trato afable, convirtió a decenas de vecinos de la comarca en clientes asiduos. Más de un siglo de historia ha dado hasta para que los empleados tuviesen un lenguaje propio.
