Trabajar durante varios días en los márgenes del río a su paso por Pontevedra y crear un nexo de unión entre la naturaleza y el arte son los objetivos del IV Fluindo no Lérez, que comenzó el pasado viernes con una charla y continuó ayer con las creaciones de los participantes de este año, 16 artistas. Hoy a mediodía se presentarán todos los trabajos.

"Todos los años hay muy buena respuesta. Esta es una experiencia muy viva, muy completa. Se trata de crear arte efímero", explica Antón Sobral, coordinador de la iniciativa junto con Carmen Hermo.

El artista puntualiza que esta edición, además, ha adquirido un carácter internacional al contar con artistas de otros países, como Portugal, que ya han propuesto poner en marcha el encuentro al otro lado del Miño.

Entre las obras más efímeras de este Fluindo no Lérez figura "O río da morte", del artista Tino Canicoba, de Santiago.

La creación duró tan solo unas horas, las suficientes para poder ver la figura de un hombre construida con arena sobre la playa fluvial agarrándose a un tronco de un árbol. "Representa al ser humano siendo arrastrado por el río, que sería la muerte. Es como si nuestra vida se fuese por un río abajo y nos aferramos a ella, en este caso, al árbol", manifiesta Canicoba, un artista autodidacta que trabaja, habitualmente, con madera y piedra y que se inspira en lo que sucede a su alrededor.

En este caso, la idea de la obra le surgió durante la charla que ofreció el viernes Juan Fernando de Laiglesia, primer decano de la Facultade de Belas Artes de Pontevedra.

De LaIgleisa disertó sobre los tres motivos o razones del arte: la capacidad de emoción, la capacidad de crear o materializar ideas y la capacidad mecánica.

Para ello, utilizó ejemplos directos en objetos, como un códice de la iglesa ortodoxa (para las ideas), una señal de tráfico (mecánica) o un muñeco de feria (emoción).

El profesor considera que encuentros como Fluindo no Lérez tienen el formato perfecto para el público en general, para que el arte llegue a más personas que las facultades. "Se trata de hacer algo más libre, de liberar las emociones, de manifestar el respeto por lo pequeño, por lo diferente. Son diferentes maneras de interactuar con la naturaleza, distintas visiones del paisaje", sostiene.

Libre pensamiento

"Árbore socrática" es el título de la obra de la artista Mónica Montero, de Porto do Son (A Coruña).

Con una intervención sobre un árbol a orillas del Lérez, la creadora ha querido realizar un alegato en favor del libre pensamiento utilizando flores de cicuta, "con la que se obligó a suicidar al filósofo Sócrates", una técnica habitual de la cultura griega para ejecutar las penas de muerte.

"Este es un monumento efímero a todos aquellos que perdieron sus vidas por defender sus ideas", dice. Para ello, del árbol intervenido cuelgan guantes rellenos con arena y "flores de namorar". A sus pies, un cartel con una parte de la famosa frase de Sócrates: "Non son nada".

Ríos limpios y vivos

Por su parte, Maribel Longueira, de la localidad coruñesa de Lira quiso lanzar un mensaje en favor de la protección de la naturaleza y de los ríos, una fuente de vida inagotable. "Me gustaría que esta obra representase el esfuerzo por conseguir que las truchas consigan remontar los ríos, porque eso significará que están vivos y limpios", asegura.

Su obra, sin título, está compuesta por una tela tintada con cebolla sobre la que ha estampado siluetas de truchas usando tinta de calamar. "Es una técnica que utilizan los marineros en Japón para poner a la venta el pescado que acaban de capturar", aclara.

Se trata de la segunda vez que Longueira participa en Fluindo no Lérez, un encuentro que califica de "maravilloso".