El reciente concurso que acaba de abrir el Concello para adjudicar la ubicación de las atracciones y carruseles de las próximas fiestas del verano, Peregrina y Santiaguiño de O Burgo, amenaza con abrir una vez más un conflicto con los empresarios del sector, que ayer reclamaron al gobierno local que se negocien no solo las tasas, que pueden llegar a más de diez mil euros para las atracciones más grandes, sino también la ubicación y otras condiciones.

Los feriantes se quejan de la elevada cuantía de las tasas y los que acuden año tras año a estas fiestas piden prioridad a la hora de subastar los puestos, al tiempo que amenazan con no instalarse en Pontevedra si no se alcanza algún acuerdo. No es la primera vez que se producen quejas de este tipo y en 2014 algunas de las tómbolas que venían acudiendo a Pontevedra de forma habitual a lo largo de los últimos años optaron por no acudir a la ciudad del Lérez debido al alto precio que les pide el Concello por instalarse y que ronda las 14.000 euros.

Y es que se trata de una subasta al alza, en la que gana el que más canon ofrezca, a partir de unos mínimos. En función del tamaño, la ubicación, las fechas y la actividad, cada puesto de las fiestas deberá abonar una tasa mínima anual, según se establece en la subasta que acaba de convocar el concello. Los aspirantes tienen hasta mediados de mayo para presentar sus propuestas y elevar la cuantía de esas tasas tanto como deseen, ya que el criterio de adjudicación es, simplemente, la mejor oferta económica.

El límite mínimo oscila entre los 40 euros por cada año, hasta los 10.250, canon mínimo que deberán abonar algunas de las grandes atracciones de Reina Victoria por diez días de instalación en esa calle. En Santiaguiño se reduce a mil euros. Las churrerías de la Peregrina pueden llegar a pagar 3.900, la noria 5.500 y 6.200 las tómbolas, mientras que los puestos de artesanía, entre 90 y 300.