La confesión de Rocío Gondar en el acto del juicio oral se señala como uno de los principales motivos de los jurados para llegar a esta convicción de que ambas acusadas fueron las autoras del crimen. La joven relató que ambas lo atacaron en el camino de acceso a su vivienda golpeándole repetidas veces con una sartén, el propio bastón del jubilado y una piedra.

Pero además de este relato que inculpa a ambas acusadas en la muerte del octogenario, hay otros elementos de prueba que aportan corroboraciones externas a esta forma en la que Rocío manifestó que dieron muerte a Secundino y a la intervención de Albertina en los hechos.

Una de estas corroboraciones externas son las pruebas halladas en el lugar de los hechos, como varios trozos rotos del bastón, el asa de la sartén, la piedra y una esfera de un llavero que contenía unas llaves que luego aparecieron en el domicilio de una de las acusadas.

También las declaraciones de la Guardia Civil y las incoherencias de las acusadas tras simular un robo, así como las pruebas de ADN, permiten corroborar este relato, según la sentencia. En el caso de las pruebas biológicas, hay dos que resultan fundamentales. Una de ellas son unos calcetines con restos de ADN de Secundino Prego y de Rocío Gondar que fueron halladas en casa de esta última. Otra es la parte de abajo de un pijama que, según Rocío, Albertina llevaba puesto aquella noche y en el que aparecieron restos de sangre de Secundino.