"Gabinete do pintor" es el título de la exposición que inaugura hoy en la galería About Art el artista Manuel Moldes. Con esta muestra que podrá visitarse hasta el 27 de mayo inicia un nuevo periodo en su trayectoria pictórica, recuerda el autor, tras varios años de interiorización. "No soy un pintor de estilo", explica en el catálogo, "no tiene sentido para mi estar pintando siempre bajo los mismos parámetros. El estilo coarta la libertad expresivo. Cada tiempo, cada momento es distinto y la vida es cambiante. La lucha en cualquiera es tratar de ser libre".
-¿Qué podrá ver el espectador en esta exposición?
-Es una serie nueva de los últimos tres o cuatro años, cuadros que se fueron haciendo con cierta reflexión y lentitud en el hacer, cuadros que retomas, que dejas que descansen. Son novedades para mi, cuadros de pequeño formato y en los que buscaba una cierta figuración que fuese más novedosa, no tan naturalista como la que correspondía a etapas de años anteriores, de alrededor del 85; traté de una figuración más contemporánea, incluso jugando con los emoticonos, con un concepto de imagen que corresponde más a la actualidad.
-Uno de los pensamientos que se deducen es la influencia tecnológica
-Si, confluyen distintas vías de pensamiento y dan pie a esa posibilidad de tratar que la imagen sea como un símbolo, un icono de un concepto determinado. Hay unos cuadros, como los Home. Pendrive y Muller. USB en los que los reflejo como vasijas, al mismo tiempo como perfumes diferentes, como botellas en el sentido alquímico, mezclo entonces muchas cosas o muchas vías de pensamiento que al final me dan pie a desarrollar una imagen que creo que es novedosa.
-Ha vivido un largo tiempo de introspección en su estudio ¿la serenidad y la reflexión han pasado de moda?
-Puede ser, de hecho pasa eso, ahora todo es lo inmediato, lo rápido, de todas maneras y allá cada uno, pero pienso que las cosas realmente tienen que tener un peso específico, tienen que tener una densidad, y la pintura lógicamente es una vía de conocimiento que tiene el hombre y en la medida que te vas haciendo más veterano te das cuenta de que las cosas tienen otro modo de ser percibidas, que puede haber vías de percepción diferentes. Y el impulso ese primero de cuando eres más joven lo procuras mantener, mantener vivo el niño como decía Joan Miró, pero no cabe duda de que también el tiempo abre horizontes y te hace ser un poco más reflexivo, no digo que no sea mejor ni pero sino que cada tiempo tiene su modo de entender el existir.
-Imagino que es difícil ver estos tiempos, en su caso desde el arte, sin el susto
-Sabe que yo siempre tuve una actitud crítica en el pensamiento y sobre todo en lo que es el ordenamiento social de un país. En ese sentido trato de expresar también mi modo de entender y mi crítica a través de la pintura, la pintura creo que tiene que ser reflejo de alguna manera del tiempo que nos toca vivir, siempre fue así, pensemos en Goya, en Velázquez, en Bacon, Saura... Siempre está la pintura como lenguaje propio y modo de entender qué es lo que pasa con el hombre y con este planeta, es un modo de visualizar aspectos oscuros de la profundidad del hombre.
-Algunas de sus nuevas obras también hablan de enfrentamiento, de combate ¿usted también se despierta estupefacto?
-(risas) Claro, totalmente estupefacto en la medida en que me parece que falta sensatez por todos lados, como creo que lo piensan muchos ciudadanos de a pie. ¿Qué ocurre? Creo que estamos inmersos en un pensamiento único que aparta todo aquello que sea crítico con lo que se estable como norma desde hace ya por lo menos 15 y 20 años y nos está llevando a situaciones sociales muy duras y muy fuera de lugar, no se entiende como Europa, si realmente se quiere construir, tenga la desfachatez de dejar que la gente que escapa de la propia guerra que se monta se tenga que morir atravesando un río; hablamos de niños, hombres, mujeres, abuelos, me parece lamentable y es un reflejo más de la hipocresía del poder.
-El arte tampoco se escapa, qué tiempos en los que se habla del mercado del arte
-Ya, si es que aquí por desgracia (sonríe) de eso no se escapa nada, estamos en el tiempo que anunciaba el situacionista Guy Debord en La sociedad del espectáculo, con un cierto adelanto ya en los años sesenta planteaba claramente la situación actual que estamos viviendo. Lamentablemente en vez de caminar hacia una vida en libertad, hacia la posibilidad de entender la vida como el regalo que es, como un disfrute, porque no cabe duda de que es bella, en lugar de eso vamos a que unos sean esclavos y otros amos de la vida, y eso no se puede permitir.
