-Portugal ha declarado su intención de doblar el número de refugiados en acogida en su territorio, que reservará miles de plazas para estudiantes... ¿Por qué esto no ocurre en España?
-Todo esto depende del Gobierno que, por las razones que sean, teme que, dada la crítica situación económica que seguimos teniendo, aunque nos digan que ya ha pasado, esta acogida implique problemas de integración de estas personas, de competencia en la mano de obra y de que se produzcan batallas sectarias entre distintas comunidades.
-¿Xenofobia?
-Claro. En algunos lugares, de una forma más abierta, a partir de ataques, y en otros, de actitudes políticas. Lo terrible es cuando todo esto tiene lugar en una situación de inestabilidad política, lo que provoca que el Gobierno se autoinhiba más todavía. Por su parte, la oposición está tan metida en su propia batalla interna que no entiende que sería fundamental que mostrase que no acepta la suerte de los refugiados.
-¿Y los medios de comunicación? ¿Lo están haciendo bien?
-Están dando suficiente información y son ellos los que han posibilitado que se haya visto la cara humana de la cuestión. Pero, desgraciadamente, todo eso termina saturando de tal manera que se acaba aceptando como normal que haya muertos a diario. Todo eso acaba siendo parte del paisaje.
