El 4 de abril de 1809 vivía un momento histórico que habría de marcar su futuro. Un grupo de vecinos, capitaneados por el popular navegante Juan Gago de Mendoza, se enfrentaba a los soldados de Napoleón para defender su tan amada tierra.

Esta efemérides, durante muchos años olvidada y desconocida por buena parte de los marinenses fue retomada, con mucho acierto, hace cuatro décadas por la Agrupación pola Defensa de Marín, Ademar, que ayer quiso, de nuevo, devolver al presente la importancia del pasado de su pueblo.

El acto tuvo lugar en el monolito que reza "Libertad, Honor y Gloria" en la calle Augusto Miranda y contó con la presencia, entre otras autoridades, de la alcaldesa de Marín, María Ramallo, y el comandante director de la Escuela Naval Militar, José María Núñez.

El mal tiempo no puso nada fácil la celebración, ya que fue, precisamente a partir de la hora en la que estaba convocada, a las doce del mediodía, cuando comenzó a llover con más fuerza, llegando incluso a granizar.

Sin embargo, el acto tuvo lugar, algo más precipitado, eso sí, ante la piedra que en su momento perteneció a la casa de Juan Gago de Mendoza.

Tras el izado de banderas y de que la banda de la Escuela Naval Militar tocara, por este orden, los himnos gallego y español, la alcaldesa y el militar procedieron a colocar, ignorando la lluvia, la tradicional corona de laurel.

Las condiciones meteorológicas provocaron que los discursos tuvieran lugar en bajo techo, en el salón de actos del Museo Manuel Torres.

"Estamos en el 207 aniversario de la Liberación de Marín, que no deja de ser uno de los hechos de mayor importancia de nuestra historia", aseguró Manuel Alberto Torres, presidente de Ademar.

"No se trata de celebrar un hecho guerrero, sino de ensalzar la gesta humana de los marinenses de la época. Queremos destacar el logro colectivo", recalcó.

Torres entregó, junto a la alcaldesa, el Premio Liberación 2016 a título póstumo a Laureano Mayán Taboada, un marinense enamorado de su tierra y sobre la que escribió varias publicaciones.

Recogió el galardón su viuda, Gelines Braga, que estuvo acompañada por su ahijado, León Felipe Braga.

"Recorrió las parroquias cámara en mano. Siempre ayudará a Marín allá donde esté", terminó María Ramallo.