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Vassileios Karagiorgios: "Wikileaks o los papeles de Panamá han sido una válvula de escape de la sociedad"

El experto habló ayer en Pontevedra sobre la protección de datos de carácter personal

Vassileios Karagiorgos. // Vázquez

"No estoy tan seguro del nivel de inocencia que existe detrás de filtraciones como las de Wikileaks o los papeles de Panamá", asegura el griego Vassileios Karagiorgios, que ayer estuvo en Pontevedra para participar en un curso de la Universidade de Vigo sobre protección de datos y redes sociales. El experto avanzó que la UE pondrá en marcha en breve un nuevo reglamento sobre protección de datos que va a sustituir a las directivas actuales.

-¿Estamos completamente expuestos en internet? ¿Nuestras vidas están controladas?

-Hasta cierto punto sí, pero depende, por supuesto, de la actuación de cada persona. Los datos de particulares están manejados por la administración pública, por ciertas entidades que controlan de algún modo datos sobre nuestra personalidad, etc? En España, una gran parte del sistema de salud está basado en el esquema de las mutuas y podemos decir que estás, que no dejan de ser entidades privadas, está realizando gestiones públicas y controla los datos de salud de las personas. Es cierto que el individuo no puede hacer ningún tipo de control y corresponde a las administraciones establecer las medidas de seguridad necesarias para salvaguardar esta información.

-¿Hay diferencias entre los países de la UE en este sentido?

-Cada país tiene cierto nivel de autonomía a la hora de establecer el listón de protección y lo puede poner más alto o más bajo. España en concreto es uno de los países con una normativa de protección de datos más restrictiva. El caso contrario es Portugal, aquí al lado, que tiene un listón bastante más bajo, tanto en lo que se refiere al nivel de cumplimiento como al de medidas de seguridad exigidas. Ahora estamos en víspera de un gran cambio que está en la última fase de aprobación por parte del Parlamento Europeo de un reglamento sobre protección de datos que va a sustituir las directivas actuales. Esto supondrá, por primera vez, que los 18 países de la UE tendrán que cumplir con el mismo nivel de protección. Aunque a España no le va a afectar tanto, a otros países como Portugal, Grecia o Polonia, sí.

-¿Qué condiciona esos niveles de protección?

-Hay dos mentalidades bien distintas a la hora de tratar este tema. Una es la de centroeuropa y otra es la anglosajona. La primera, encabezada por España, Francia y Alemania, da prioridad al individuo y a la protección de sus datos. En la anglosajona, Reino Unido y Estados Unidos, la prioridad la tiene el negocio y no los individuos. De ahí la polémica entre la Unión Europea y empresas gigantes de las redes de informática como Google o Facebook.

-El uso masivo de internet habrá multiplicado los riesgos...

-Se ha introducido un elemento que no se ha logrado controlar, que es una zona gris alegal, que no se tiene muy clara. Las directivas europeas actuales no la regulan. Este es uno de los motivos de la inminente entrada en vigor del reglamento. Las que están en vigor son de principios de los noventa y por aquel entonces no existía Facebook y apenas internet.

-¿Qué podemos hacer a nivel personal?

-Por ser realista, y dependiendo del modo de vida de cada persona, se pueden hacer muchas cosas o pocas. Si tú tienes un modo de vida por el que estás totalmente expuesto en las redes sociales, poco puedes hacer porque tienes que aceptar las condiciones de esos proveedores de Big Data para que puedas hacer uso de sus servicios. El individuo, como unidad, puede hacer muy poco o nada, pero como conjunto, sociedad o grupo de presión a través de asociaciones de consumidores sí puede lograr cosas. Por ejemplo, Google o Facebook se han visto obligados a cambiar sus políticas de privacidad en varias ocasiones en los últimos años.

-¿Existe algún lado positivo de este tráfico de datos? Por ejemplo, la prevención del terrorismo.

-Efectivamente. Lo que no podemos es convertirnos en Don Quijotes de una causa. Tenemos que ser conscientes de que vivimos en una sociedad abierta. El dipolo protección de datos de carácter personal/financiamiento del terrorismo o prevención del blanqueo de capitales es muy característico. La discusión de siempre es la misma: ¿dónde acaba mi libertad y dónde empieza la tuya? Tenemos que proteger a los individuos de modo que esa protección no perjudique a la sociedad como conjunto. No por proteger los datos de las personas vamos a proteger los de los terroristas.

-¿Como con la negativa de iPhone a facilitar los datos del terrorista de San Bernardino?

-Ha sido una gran polémica. En mi opinión personal, la Policía debería tener siempre ese derecho de acceso. Una empresa privada no puede ocultar ese tipo de información. Hay que establecer unos filtros por los que el Estado utilice solo los datos necesarios para una investigación y no use información de la sociedad en contra de esta.

-Un límite muy difícil de establecer...

-Lo es. Yo no confiaría tanto en un servicio como el FBI o el equivalente en otros países. Confiaría mucho más en un comité bajo el control de un Parlamento. En Europa hemos desarrollado un concepto que son las autoridades independientes de protección de datos, que no funcionan bajo el control directo de un Gobierno.

-Los casos de Wikileaks o los papeles de Panamá supusieron un beneficio a la sociedad...

-Estos casos han sido una válvula de escape de la sociedad, pero de lo que no estoy tan seguro es del nivel de inocencia que existe detrás de estas filtraciones. Un ejemplo de ello es un tema muy vigente en Grecia estos días. Weakileaks ha filtrado una conversación de altos ejecutivos del FMI sobre Grecia en la que hablaban de presionar al Gobierno heleno y pintan una situación muy negativa del país. Esto, con toda probabilidad, ha sido una grabación ilegal. La filtración es positiva porque los ciudadanos nos enteramos de cómo el FMI habla de presionar a un país.

-Pero...

-Pero, también con toda probabilidad, y se habla mucho de ello en Grecia, esta filtración ha sido un encargo del servicio de espionaje heleno para presionar al FMI en la dirección que el Gobierno griego quiera. Una cosa que el ciudadano medio piensa que se ha hecho por su propio bien, en realidad se ha filtrado por el interés de un gobierno.

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