Un vecino de Salvaterra acusado de un intento de agresión sexual a su mujer y de una tentativa de homicidio hacia su hijo de 11 años argumentó ayer en el juicio que la ingesta de bebidas alcohólicas le impedía recordar nada de lo sucedido el día de los hechos en junio del pasado año. Acusó al alcohol de su comportamiento pero en cualquier caso negó que quisiera hacer año a las víctimas. "Mi mujer y mi hijo son lo que más quiero en el mundo", más que a mi vida, dice este hombre de origen marroquí.

Por su parte, la mujer reiteró en el juicio que el hombre la intentó forzar sexualmente y que roció la cama de la vivienda familiar de ambos con gasolina asegurando que le iba a plantar fuego a la vivienda. En un momento dado el acusado se quedó solo con el menor en la vivienda durante un rato y el fiscal entiende que existió la intención de plantar fuego a la casa y acabar con la vida del niño. El fiscal explica que, aunque la mujer y el niño no indicaron directamente que los hubiera rociado con la gasolina sobre ellos, destacó los testimonios de los vecinos quienes señalan que las ropas del niño olían a combustible y tenía las zapatillas mojadas de lo que parecía esta sustancia. Por eso mantuvo una petición de condena por intento de homicidio de cinco años. La defensa niega que existiese tal intento de homicidio, dado que insistió en que, como mucho, lo que amenazó con quemar el hombre fue la casa.

El fiscal acepta una atenuante por ingesta de bebidas alcohólicas para el acusado, pero pide que no se aplique en ningún caso como eximente o atenuante cualificada como pide la Defensa, dado que cree que el alcohol no era suficiente para anular su voluntad: "hacía lo que quería y lo que quería hacer", señaló.

En total, la Fiscalía solicita penas que suman más de 9 años de prisión para el acusado. Dos años por agresión sexual, 9 meses por lesiones, cinco años por homicidio y un año y medio por atentado. Y es que eeste hombre posteriormente a estos hechos se habría atrincherado en su vivienda ante la llegada de las fuerzas de seguridad, encaramándose en un momento dado al tejado de su casa y lanzando desde allí piedras y otros objetos a los agentes. Fue necesaria la presencia de un grupo de antidisturbios para que finalmente se pudiera proceder a su detención.