El hijo del octogenario al que supuestamente asesinaron sus dos cuidadoras en Chancelas, Poio, en 2014, manifestó hoy en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial que una de las acusadas, Albertina Táboas, intentó dirigirse a él en el tanatorio de Poio tras la muerte de su padre, Secundino Prego, pero él rechazó verla dado que ya entonces "me daba mala espina". La razón de esta desconfianza, explicó, fue su comportamiento en dicho velatorio dado que considera que hacía "mucho teatro" y que realizó comentarios sobre la forma en la que falleció Secundino que no le gustaron.

Concretamente, aseguró que Albertina le comentó a una hermana suya, hija del fallecido, que "mi padre no había muerto ni del primer golpe ni del segundo". El hombre considera que eran comentarios poco apropiados para el velatorio del fallecido y además mostró su extrañeza por el hecho de que conociese estos detalles sobre la muerte de su padre cuando la Guardia Civil ni siquiera les había podido comentar a la familia detalles de cómo se produjo la muerte del octogenario para no entorpecer la investigación. Por eso "me pareció extraño que ella hubiera dicho que mi padre murió de varios golpes".

Por otra parte, las acusadas se tuvieron que enfrentar hoy a la audición de la grabación de la llamada que realizaron a las fuerzas de seguridad alertando del robo que, según las acusaciones, fingieron como coartada tras cometer el crimen. Albertina Táboas, que dice no recordar nada de lo sucedido, sí reconoció su voz y explicó detalles de lo sucedido, aunque insiste en señalar que no se acuerda de lo que ocurrió aquella noche en el domicilio del fallecido en Chancelas.