La procesión del Encuentro del Resucitado con su Madre la Virgen María puso ayer el punto y final a la Semana Santa pontevedresa con un emocionante acto religioso que se libró de la lluvia pese a que todas las predicciones auguraban lo contrario.

Por primera vez, el encuentro entre madre e hijo tuvo lugar en la Plaza da Ferrería, ya que hasta ahora siempre se había celebrado en la de A Peregrina, pero los organizadores decidieron cambiar el emplazamiento por cuestiones de espacio.

En el acto participaron varias cofradías que portaron los tres pasos, los de Jesús Resucitado, la Virgen María y María Magdalena.

Jesús, acompañado por la cofradía de la Vera-Cruz, salió de la iglesia de San Bartolomé y fue el primero en llegar a A Ferrería, donde aguardó, sin entrar en la plaza, la llegada del resto de las imágenes.

Otra de las novedades de la procesión fue la incorporación de la imagen de María Magdalena, talla que se estrenaba este año, que antecedió a la Virgen María, procedente de San José. Portaba en una de sus manos el ungüento, tal y como aseguran las sagradas escrituras, con el que lavaría las heridas a Jesús. Tras ella, entró la madre del resucitado en la plaza de A Ferrería. Esta imagen estrenaba este año una hermosa corona, de tamaño mayor que la que habitualmente lucía. Como es tradición, iba cubierta con una capa negra como símbolo de luto.

Por fin, cuando las tres tallas se reunieron comenzó un sermón en el que se recordó el feliz encuentro y tras el cual el hábito de la Virgen, con vestido verde y mantilla de encaje, quedó a la vista mientras se oía la frase: "No más llanto, no más dolor. Cristo resucitó. ¡Manto fuera!". Comenzaron a sonar las campanas de la iglesia de A Peregrina a la vez que los fieles y asistentes aplaudían.

La caída de unas gotas de lluvia precipitó la disgregación de la procesión y de los fieles, ante el temor de que un chaparrón, que no llegó a producirse, estropease las imágenes.

La procesión volvió a partir esta vez precedida por María Magdalena. Tras ella fueron transportados la Virgen y, por último, Jesucristo Resucitado. La comitiva se dirigió hacia la iglesia de San José en una procesión única con la que Pontevedra despedía hasta el próximo año la Semana Santa.