"Se habla mucho de la nueva política y yo digo que no, que lo que es nuevo es la vieja política", señala Celestino Lores, "la del servicio al ciudadano por el servicio al ciudadano... Y si eres de los pocos que lo hace bien, pues el ciudadano te da el bastón de mando para que vayas en la procesión, te valora y te da un buen coche, como yo quiero que tenga mi alcalde, somos una consecuencia de nuestro trabajo, pero lo primero es eso, servir".

-¿Pontevedrés?

-Como todos los hijos de maestros (risas) y otros funcionarios nacemos donde nuestros padres están destinados ¿Por lo demás pontevedrés? Toda mi vida está vinculada a la ciudad, de hecho mi infancia transcurre entre las calles de Isabel II, San Román, la plaza de A Ferrería y Santa Clara, conservo buenos amigos de aquella época. Estudié en el Instituto de Pontevedra hoy Valle Inclán y en el Colegio Inmaculada e hice el Preuniversitario en el Instituto de Mataró 1968- 1969.

-¿De profesión?

-Profesor, siempre profesor.

-¿Fue vocacional?

-Si... No, vamos a ver, no es que fuera vocacional pero el difunto de mi padre que era maestro decía que yo había nacido en la escuela, tuve en él padre y profesor, no quiería ser maestro pero la vida me llevó al magisterio, hice a mayores estudios de otras cosas como Derecho o Historia pero el hecho es que en 1975 me presenté a las oposiciones y continué.

-Lo que si es vocacional es la política

-Eso si, eso si que es vocacional: cuando la gente me pregunta cuáles son las condiciones que tiene que tener un político y lo primero que digo es que le guste, no soporto oir eso de no a mi no me interesa pero estoy aquí porque me pagan, no, lo primero es que te guste, porque es una vocación de servicio que tiene que estar asentada en ti. Después que hayas hecho cosas suficientes por la comunidad para que la gente te diga, oye, Tino, tu en el Concello puedes hacer algo y aquí nos haces falta.

-Mucho antes de que a usted se lo pidiesen fueron sus primeros contactos en política ¿en qué escenario se produjeron?

-Yo era sindicalista, entré en el movimiento asambleario cuando se creó el Movimiento de Maestros con Pepe Rivas (el ex alcalde José Rivas Fontán) mi difunto hermano, Juan Figueroa, Miguel Barros... Y yo era era "o rapaz" de todos ellos. Pero antes mis primeros contactos fueron en Barcelona en el año 1969, que fue cuando me empecé a enterar un poco de qué era la política, en Pontevedra en aquella época un chico de 18 o 19 años no sabía ni qué significaba la palabra política, aquí no existía nada de eso, pero en el Preuniversitario entro en contacto con los movimientos independentistas, que criticaban ya a Franco, voy a reuniones.

-¿Los primeros contactos de un destacado popular como usted vinieron de la mano de grupos independentistas?

-Si, es cierto, yo que solo milité en el Partido Popular me inicié en política con los independentistas catalanes... Ahí empiezo a conocer a Comisiones Obreras, el Partido Comunista y es en Cataluña donde veo que está más avanzada que nosotros, a diferencia de ahora, que veo que no está más en Europa que nosotros, los intereses son globales y no tiene mucho sentido el independentismo.

-¿Cómo fue su entrada en la política gallega?

-De la mano de Pepe Rivas fueron esos contactos con el sindicalismo y posteriormente con las Cortes Constituyentes en UCD. En 1980 mi mujer y yob nos vamos para Sanxenxo y montamos el hotel restaurante Panadeira en la playa del mismo nombre y muy frecuentada por pontevedreses. Mi vida cambia entonces de sindicalista a empresario hotelero.(procurando ser un buen mesonero que diría el Codice Calixtino. Años después me propusieron entrar en Alianza Popular y dije que no, aunque ya me movía en un círculo conservador y empresarial, tanto que meses después del golpe de Estado habían organizado un viaje para visitar a Tejero, qué locura, así que me dijeron del partido tienes que echar una mano, me convencen y entro nada menos que en AP, hoy el PP, que como sabe es el único partido en el que milité. Y así empecé, en Sanxenxo. ¿Y se imagina por qué cambié política?

-Ni idea

-Por el periodismo (risas) durante una temporada fui corresponsal de La Voz de Galicia en Sanxenxo, aún conservo el carné, y con los primeros que choco es con los políticos (risas), especialmente con el alcalde de entonces. Le decía oye, no puedes decir que miento, di que no te gusto, pero si digo que Coalición Galega te ha ganado la elección es que lo ha hecho.

-¿Cuándo volvió a afincarse en Pontevedra?

-A principios de los noventa vendo el hotel y me vengo para aquí, siempre decía que como todos había emigrado (y no faltaba el que me decía pues ya querría yo emigrar como tu a Sanxenxo), decía que había emigrado a Sanxenxo para hacer negocio para venir a Pontevedra a hacer la casa, que fue lo que hice, venir a Pontevedra con el trabajo que hicimos y que no hubiese sido posible sin el esfuerzo incansable de mi mujer. Siempre he sentido una gran admiración por el trabajo de las mujeres de nuestra tierra. Nuestra Galicia para bien y para mal la han hecho las mujeres sencillamente porque los hombres no estaban, estos estaban en la emigración o en el mar, eran "viudas de vivos" como ya se dicho.

-Y en 1993 pone en marcha la Asociación de Amigos do Camiño Portugués a Santiago

-Tenía experiencia en dinamización turística y venía con ideas, Pepe Rivas me preguntó cómo podía hacerse una ciudad turística sin playas, le respondí que me hiciese concejal de Turismo y lo sabría, pero de entrada no es que Pontevedra no tenga playas, es que las tiene todas, todas las que van hasta Bueu y A Lanzada, pero que la gente duerma aquí. Y en 1995 entré con Pedrosa y ya estuve vinculado hasta 2007 a la política local.

-Amigos do Camiño sigue siendo uno de los colectivos con más socios en un escenario en el que el movimiento asociativo decae ¿le sorprende el declive?

-No, Amigos do Camiño surge en la década de los noventa porque había esa efervescencia, mucha gente que quería integrarse en el movimiento vecinal, cultural, asociativo, en las comunidades de montes, pero es que estamos hablando hace más de 20 años y la media de edad de los socios es otra, ya no es que no queramos es que no podemos, bien sea físicamente o económicamente porque tienes que ayudar a los hijos, o familiarmente porque tienes que cuidar de tus nietos.

-¿No se produce un recambio?

-No, porque hoy los jóvenes tienen otras prioridades, la primera es buscar trabajo, nosotros mal que bien en aquel momento teníamos un trabajo y podíamos plantearnos hacer un esfuerzo por hacer algo mejor por la ciudad, el barrio, ahora no, hoy lo que yo hice con los Amigos del Camino Portugués sería un gerente, ya cobra, o tiene una consultora, ese movimiento altruista se acaba porque la vida ha cambiado: mis dos hijos viven en Inglaterra, y a la edad que cumple mi hijo este año yo tenía mi vida resuelta, y ellos todavía no, de hecho ni se plantean el regreso, todo ha cambiado, no voy a decir si para bien o para mal. Y lo que nos ocurre a nuestra asociación les ocurre a todas, estamos extinguiéndonos, no hay recambio. No reflexionamos lo sufiente sobre la gran pérdida que es que nuestros jóvenes estén obligados a emigrar.

-Asegura que nuestro pesimismo actual está en las antípodas del espíritu de la transición

-Totalmente, estábamos llenos de entusiasmo, solo queríamos cambiar, no aspirabas a nada, solo pensabas esto no puede ser es una injusticia, y te enfentabas. Y fue por eso que mucha gente logramos que los poderes se achicaran un poco y tomaran conciencia de un nuevo espíritu ciudadano, también si llegamos a fracasar íbamos listos pero no lo sabíamos (risas), yo supe muchos años después.

-¿Qué balance hace ahora de su paso por la labor pública?

-Estoy orgulloso, especialmente, de haber logrado grandes amigos y de que en 2007 la corporación me concediese el Premio Ciudad de Pontevedra. Llevo tanto 23 años al frente de la Amigos do Camiño y 17 al frente del Albergue de peregrinos. Me siento muy orgulloso de ser pontevedrés y me siento querido y respetado en mi ciudad, y además me gusta decirlo (risas): me siento querido en mi ciudad.

-¿La divulgación del Camino Portugués es su gran obra?

-Sin duda, sin duda, estoy convencido de que se me recordará como el del Camino Portugués, tanto en Galicia como en Portugal, para bien o para mal vamos (sonríe) pero siempre Tino es el del Camino Portugués, el del Camino de Santiago soy yo o, como dice el alcalde, o do Xacobeo.

-¿Cuántas veces lo ha recorrido?

-Ni lo recuerdo, muchas, aunque por promesa en tres ocasiones, la primera fue en 1976 y fue a pan y agua, después en 1996 con mi hijo, que había terminado la carera, desde Oporto, que aún ni estaba señalizado, y veinte años después, hace una semana, terminé otra peregrinación con mi hijo. Ya ve que lo hago cada 20 años, todavía me quedan otros veinte (risas), no puedo fallar.