Esta misma semana el presidente de la Fundación Amigos do Camiño Portugués, Tino Lores, recordaba que una de las pocas asignaturas pendientes de las administraciones es la mejora de la seguridad vial en algunos tramos del itinerario Xacobeo. Algunos de estos puntos negros se ubican también en el extrarradio del municipio de Pontevedra.

Quizá el caso más alarmante es el tramo del Camino que coincide durante unos cientos de metros con el trazado de la carretera autonómica PO-225 en Alba. El vial que une la carretera de Vilagarcía con la Nacional 550 hacia Caldas. A su paso por San Caetano los peregrinos apenas disponen de arcén para poder transitar y en ocasiones se ven obligados a compartir la calzada con los vehículos, jugándose la vida y en un tramo, además en el que se advierte de que los coches pueden tener problemas de adherencia con lluvia.

Otro tramo peligroso para los romeros se encuentra en un cruce que tienen que realizar en la Nacional 550 en la salida sur de Pontevedra hacia Vigo y otro vial en Tomeza que depende de la Diputación.

Hay otros puntos conflictivos en el Camino Portugués pero fuera ya de la capital de la provincia, como por ejemplo en Cesantes o Porriño. También se detecta alguna dificultad en la zona de Caldas.

Tino Lores explicó que ya informó a las distintas administraciones titulares de estas vías de las situaciones de peligro con las que tienen que convivir los peatones (en este caso peregrinos). En algunos casos no ha recibido contestación y otros se le ha indicado que los límites de velocidad son los adecuados y que existe una perfecta señalización en la zona para mitigar la peligrosidad para los viandantes, algo que el presidente de la Fundación no comparte. La necesidad de mejorar la seguridad de estos peregrinos es una de las asignaturas pendientes a la hora de mejorar el itinerario Xacobeo que cada vez reúne a un mayor número de romeros. Concretamente el pasado año visitaron la ciudad un total de 46.000 personas.