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María del Carmen Álvarez: "Se trata a la salud mental como a la tercera regional de la sanidad"

La profesional acompañó a internos de la prisión de A Lama en una salida por Pontevedra

María del Carmen Álvarez, en la Plaza de A Peregrina. // Rafa Vázquez

Once internos del centro penitenciario de A Lama se prepararon para la vida en libertad en las calles de Pontevedra. El grupo estuvo acompañado por cuatro funcionarios y dos psicólogas, una de Cruz Vermella y otra de la Asociación de Familiares y Enfermos Mentales Lenda. El colectivo trabaja desde el año 2009 con personas que se encuentran privadas de libertad a tavés de diferentes terapias, como esta experiencia real.

-¿En qué consistió la salida?

-Fue una salida terapéutica con once internos. Nos dividimos en varios grupos y se dedicaron a realizar gestiones. Para ello, y con el fin de prepararlos a la vida en libertad, se realizaron una serie de gestiones en base a un presupuesto de 1.000 euros.

-¿Por qué esa cantidad?

-Tomamos como base una pensión no contributiva, de unos 370 euros, y otra de unos 600 euros. Así que con ese total de 1.000 hicieron unos cálculos para vivir durante un mes.

-¿Incluyendo la vivienda?

-Sí, buscaron una vivienda de alquiler, con una media de 350 euros, y calcularon lo que les costaría la cesta de la compra mensual. Además, preguntaron por diferentes presupuestos para sacarse el carné de conducir o, en su casa, realizar la renovación. También se interesaron por actividades de ocio saludables, por lo que se acercaron hasta las piscinas de Campolongo para preguntar por tarifas. Con toda la información recogida, analizaron si esos 1.000 euros son suficientes para vivir dos personas un mes.

-¿Y los recibos de electricidad, gas...?

-También se acercaron hasta las compañías suministradoras para hacer el cálculo de lo que les puede costar el consumo de agua, electricidad y gas natural.

-¿Y cuál fue la conclusión?

-La conclusión fue que sí, que es posible que dos personas lleguen a fin de mes con 1.000 euros. Eso sí, sin ningún tipo de lujo y sin poder ahorrar absolutamente nada.

-¿Cómo valoraron ellos la experiencia?

-Fue genial. Al principio estaban algo nerviosos, sobre todo aquellos que llevaban mucho tiempo sin salir del centro penitenciario.

-¿Cuáles son los principales miedos que experimenta una persona cuando sale de prisión?

-Todas aquellas cosas que ellos no manejan y que les llaman la atención. Por ejemplo, el tema de internet y las nuevas tecnologías. También el hecho de estar con mucha gente. Ellos están acostumbrados a una rutina y eso está bien hasta cierto punto. Cuando están en la ciudad se encuentran rodeados de personas a las que no conocen.

-¿Qué tipo de enfermedades tienen los que participan en el programa de Lenda?

-Tienen diferentes diagnósticos. En el programa trabajamos con aquellas personas que tienen enfermedades mentales graves, que suelen ser estar relacionados con esquizofrenia, trastorno bipolar o algún trastorno de personalidad.

-¿Qué actividades se realizan en el programa?

-Hay diferentes tipos de actividades, como las deportivas, de terapia asistida con animales, una de huerta, promoción de hábitos de vida saludables... También se trabaja la prevención de recaídas, estimulación cognitiva, la psicoeducación y la sensibilización en salud mental para las mujeres.

-En el grupo que se movió por Pontevedra eran todos hombres...

-Sí. De hecho, nos gustaría que en la próxima salida que tenemos programada esté alguna mujer del centro penitenciario de A Lama. La mayoría de los que participan en el programa son hombres.

-¿Desde cuándo funciona la asociación?

-Lenda comenzó a trabajar hace veinte años. Fue puesta en marcha por familiares de personas con enfermedades mentales. Con la prisión colaboramos desde 2009.

-¿Sigue habiendo un estigma sobre los enfermos mentales?

-Sí. La salud mental es una de las áreas en las que menos se invierte, se la considera algo así como la tercera regional de la salud. La rehabilitación en salud mental no está realmente integrada en el sistema público de salud. Hoy en día todavía existe un gran desconocimiento a nivel social de la enfermedad mental.

-¿Por qué comenzó esta colaboración con el centro penitenciario de A Lama?

-Fue a raíz de la petición de un familiar, cuyo hijo estaba en la prisión de Ourense, en Pereiro de Aguiar. Cuando lo trasladaron a A Lama, comenzamos a visitarlo. Fue más o menos la misma época en la que se implantó el programa Paiem, cuyo objetivo es la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedad mental y la reinserción social de estas en los centros penitenciarios. Por un lado, podemos considerarlo una forma de protegerlos, pero siempre bajo el objetivo de su recuperación y reinserción.

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