Barcos que realizaban respostajes a pesar de que en ese momento no se encontraban en puerto. Camiones que tenían el don de la ubicuidad y que estaban en dos lugares distintos al mismo tiempo. Firmas que acreditaban entregas de carburante bonificado de personas que se encontraban de vacaciones o de permiso. Camiones que circulaban con un 44% más de carburante de lo que realmente deberían llevar, fincas en las que aparecían restos de vertidos de líquido para trazar el gasóleo bonificado... Estas son solo algunas de las "irregularidades" o "inconsistencias" que detectó la Agencia Tributaria en las relaciones de las empresas que fueron investigadas en el conocido como fraude del gasoil y que acabó destapando una supuesta defraudación a las arcas públicas de unos 20 millones de euros en impuestos de los carburantes.

Una investigación que acabó llevando a más de una veintena de personas al banquillo después de quince años de instrucción. Un juicio que continúa solo para cuatro acusados que insisten en declararse inocentes en la Audiencia Provincial de Pontevedra. En la jornada de ayer, uno de los testigos que prestó declaración fue precisamente el técnico de la Agencia Tributaria encargado de coordinar toda esta investigación y que desveló estas "irregularidades" detectadas a las empresas vinculadas a la trama y cuyos responsables acabaron en el banquillo. Este técnico ya jubilado de la Agencia Tributaria no ocultó que, dado que los carburantes son un producto con un alto nivel impositivo, cualquier alteración de su fiscalidad "se hace muy rentable". De hecho, reconoce que en los combustibles, por esta razón, a veces "existen dos tipos de mercado, el legal y el que funciona de otra forma" y hay empresas que se mueven en ambos. El técnico de Hacienda relató al fiscal que en este caso las empresas investigadas reunían las condiciones necesarias para ejecutar el fraude. Disponían de un depósito fiscal al que el gasoil llegaba sin marcar (es decir en régimen suspensivo y libre de impuestos), una flota de vehículos para su transporte y un almacén. Explicó que destinando gasoil sin impuestos a la venta a vehículos de automoción podrían llegar a ganar 50 pesetas por litro, lo que sería un millón y medio de pesetas de beneficio por cada camión cisternas de 30.000 litros de capacidad.