Frente a las dudas de la oposición, crítica con el emplazamiento en A Canicouva de la planta que acogerá la materia orgánica que se recoja en el casco urbano (no así en el rural y los barrios, donde se hará el compost "in situ"), el gobierno local parece dispuesto a poner en marcha este nuevo sistema de forma inmediata y de hecho, mañana lunes arranca el ciclo de reuniones para implicar a las entidades sociales en el proyecto. El alcalde, Miguel Fernández Lores, y la concejala Carmen da Silva se reunirán con los representantes de las federaciones de asociaciones de vecinos Teucro y Castelao en el arranque de una sucesión de encuentros similares con el fin de tener garantías de que se alcanza ese índice del 70% de reciclaje, "que no es un objetivo imposible", según remarca César Mosquera, principal impulsor de este planteamiento con el argumento de que la UE "exigirá que desde 2020 se recicle al menos la mitad de la basura".

Además, el martes se expondrá la propuesta a los demás grupos municipales en la comisión de Infraestruturas. Entre las dudas que aún debe resolver el BNG al respecto se encuentra la fórmula para gestionar este nuevo modelo, teniendo en cuenta que el actual contrato con la empresa de basuras, Cespa, concluye dentro de poco más de un año, precisamente el plazo que se marca el gobierno local para tener en plena actividad este sistema de compostaje.