Entre 21 y 30 grupos dedicados a la delincuencia organizada permanecían activos en la provincia de Pontevedra al cierre del año 2015, según los datos que maneja el Ministerio del Interior. El cálculo, realizado en base a las informaciones e investigaciones del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, sitúa a Pontevedra como una de las provincias con una mayor incidencia de las bandas de delincuencia organizada después del entorno de las dos grandes ciudades del país, Madrid y Barcelona, así como el Levante (Valencia, Alicante y Murcia) y la zona del Estrecho (Cádiz, Málaga y Sevilla).
Así se recoge en el balance de la lucha contra el crimen organizado que realiza el Ministerio del Interior y que indica que el pasado año fueron investigados un total de 445 grupos criminales en España, desarticulando un total de 274 y manteniéndose activos unos 171, de los que la mayor parte ya habían sido investigados o identificados al menos parte de sus miembros o actividades. Tan solo un 3% permanecen "activos y sin resultados" en cuanto a investigación.
Según fuentes consultadas de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Fiscalía de Pontevedra directamente involucradas en la lucha contra estas bandas criminales, la delincuencia organizada en la provincia se centra especialmente en dos aspectos: El narcotráfico y los delitos contra el patrimonio.
Bandas reestructuradas
La incidencia en la provincia de Pontevedra de las mafias que se dedican al narcotransporte de cocaína no es nada nuevo y es una de las razones de que la franja atlántica gallega se sitúe a día de hoy como una de las puertas de entrada de droga en Europa. Aunque su incidencia sin duda es menor que antaño, perdieron capacidad operativa después de la macrooperación Tabaiba que atacó también a los entramados logísticos y de financiación de los narcotraficantes, los últimos transportes en barcos interceptados demuestran cierta reestructuración de las organizaciones dedicadas al narcotransporte en las Rías Baixas. Unas organizaciones que siguen ciñendo su papel al de meros transportistas para los cárteles dueños de las drogas. Como ejemplo cabe citar la última gran aprehensión de tres toneladas de cocaína en Barro, propiedad de unos narcos ingleses. La pieza que falta por encontrar para terminar este puzzle es la organización de O Salnés a la que se le encargó el desembarco de la droga en lanchas rápidas.
En los últimos años también se ha incrementado la preocupación por la seguridad en los puertos, especialmente en el de Vigo y Marín, considerados como dos importantes vías de entrada de cargamentos de cocaína ocultos en contenedores. Un hecho que alerta también de cierta infiltración de las mafias en las empresas que operan en las radas.
La cocaína es el principal motor de la delincuencia organizada también en España. El 28% de las bandas fichadas por Interior trafican con esta droga. En Pontevedra tienen menor incidencia las que operan con hachís, drogas de síntesis o incluso heroína. Aunque se ha detectado alguna estafa compleja, tampoco es una provincia con una intensa actividad de grupos especializados en esta actividad delictiva. Sí que se percibió en los últimos años, según fuentes del Instituto Armado, un repunte de organizaciones dedicadas a los robos con fuerza, especialmente en domicilios. En Pontevedra se ha detectado la presencia tanto de grupos itinerantes de ciudadanos extranjeros radicados fuera de la provincia pero que realizan visitas esporádicas como algunas otras bandas autóctonas, menos "profesionalizadas", pero que en ocasiones llegan a acumular decenas de robos hasta que son desarticuladas.
Por último, sí que hay constancia de alguna actividad de mafias dedicadas a la trata de seres humanos, sobre todo mujeres que acaban siendo explotadas sexualmente en clubes de alterne de la provincia.
