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La comarca perderá dos mil jóvenes en 10 años y la población mayor de 65 años crecerá un 20%

Casi 30.000 vecinos de Pontevedra, Barro, Campo Lameiro, Cotobade, A Lama, Poio, Vilaboa y Ponte Caldelas estarán en edad de jubilación frente a apenas 20.000 menores de 19 años

Asistentes a una xuntanza de mayores en un municipio de la comarca. // Rafa Vázquez

Durante casi dos décadas el municipio de Pontevedra mantuvo un ritmo constante de crecimiento demográfico que le llevó a pasar de los 75.212 habitantes del año 2000 a los 82.946 que contabilizó el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2014, lo que supuso un aumento del 10%, a una media de más de 500 nuevos vecinos al año. Pero esa tendencia, que llegó a situar a la ciudad del Lérez como la única de las urbes gallegas con crecimiento vegetativo positivo, se rompió en 2015, con una pérdida de 407 residentes. Este fenómeno, que se produce tanto en la diferencia entre nacimientos y fallecimientos como en la caída de la inmigración, atisba un proceso de pérdida de población y, sobre todo de envejecimiento que parece superar incluso las previsiones elaboradas por los expertos.

Hasta ahora, las proyecciones teóricas de población elaboradas por el Instituto Galego de Estatística (IGE) apuntaban a que la comarca aún gozaría de un crecimiento demográfico hasta 2017, pero la realidad parece decir lo contrario. El análisis del IGE por comarcas estudia el caso en los municipios de Pontevedra, Barro, Campo Lameiro, Cotobade, A Lama, Poio, Ponte Caldelas y Vilaboa, sin incluir en ese territorio otros municipios próximos como los cuatro del Umia (Caldas, Portas, Cuntis y Moraña), ni los de Sanxenxo y Marín, que engloba en las comarcas de Salnés y Morrazo respectivamente. Esos ocho municipios suman a día de hoy un total de 123.639 habitantes, de los que 22.300 son menores de 19 años y algo menos de 25.000 ya superan los 65 años de edad, si bien esta mayor población envejecida se deja notar con mayor incidencia en los municipios del interior.

Pero la diferencia entre ambos sectores poblacionales, ahora cifrada en algo más de dos mil personas, se multiplicará en una década de forma exponencial. De hecho, los cálculos del IGE apuntan a que de aquí a 2024 la comarca perderá alrededor de dos mil jóvenes (un 8,5% menos que en la actualidad) pero en cambio crecerá notablemente el censo de vecinos en edad de jubilación, casi un 20% más que ahora. Los 22.300 menores de 19 años pasarán a poco más de 20.300, mientras que los 25.000 mayores de 65 serán dentro de diez años casi 30.000.

La comparativa es aún más preocupante si se reduce la cifra de jóvenes a los menores de 14 años. En la actualidad ya existe una población de la tercera edad superior a la infantil en toda la comarca, un fenómeno que es especialmente intenso en los municipios del interior como Campo Lameiro o Cotobade, por ejemplo, pero frente a los 25.000 mayores de 65 años, aún se mantiene un censo infantil pujante, de más de 17.000 niños. Sin embargo, en el año 2024, este último censo se reducirá drásticamente, en torno a los 14.000 niños, según las previsiones del Instituto Galego de Estatística, que ya se han visto algo alteradas en 2015 con la caída de población certificada por el INE, de ahí que el resultado final aún puede ser peor.

A la vista de estos datos, se pone de manifiesto que el despoblamiento y, sobre todo, el envejecimiento del interior se presenta como el principal problema demográfico de la comarca, ya que en apenas una década, más del 82% de toda esta población residirá en apenas dos municipios: Pontevedra y Poio. De hecho, la capital albergará a siete de cada diez vecinos de todo el entorno.

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