La orden de retirar el escombro tiene la finalidad principal de evitar el colapso generalizado del inmueble, ya que la gran cantidad de elementos derrumbados puede sobrecargar la estructura existente. También se debe proceder al desmontaje de elementos no estructurales ni singulares de la edificación y al apuntalamiento, con la autorización de la Consellería de Cultura y de Patrimonio de Pontevedra.

El informe municipal hace especial hincapié en que cualquier trabajo que se realice no puede incluir "más derrumbes de los necesarios" y en que la propiedad queda obligada a la reposición del bien "a su estado primitivo".

El pazo es uno de los edificios en ruinas que más afea en la actualidad el casco histórico de Pontevedra. Tiene años de abandono a sus espaldas y se encuentra vallado desde enero de 2011, cuando un temporal provocó el desplome de parte de su interior. La presencia de okupas y varios incendios en su interior aceleraron su deterioro, que se suma al del vecino edificio de Barcia, que no forma parte de este plan de actuación.

El edificio, del siglo XVI, se encuentra en una de las calles más emblemáticas de la zona monumental, por la que se accede a la plaza de abastos y también a la Plaza da Pedreira, donde se encuentra otro inmueble histórico, el Pazo de Mugartegui. Tanto los vecinos de esta zona como los dueños de los establecimientos comerciales y hosteleros cercanos piden desde hace tiempo su rehabilitación, que parecía estar cerca cuando el pazo fue declarado provisionalmente en ruina en marzo de 2015, una declaración que, normativamente, obliga a sus dueños a acometer esa restauración.