A la tercera fue finalmente la vencida y tras dos aplazamientos por el mal tiempo Pontevedra vivió su gran desfile de Entroido. Miles de vecinos de la comarca salieron a la calle para disfrutar de las comparsas, grupos, parejas y disfraces individuales, en una comitiva festiva que llenó de color y música el centro de la ciudad durante más de cuatro horas.

Si en la madrugada la Mostra da Parodia había convocado mayoritariamente a un público adulto, el desfile se renovó como una cita eminentemente familiar en la que padres, abuelos y padrinos acompañaron a decenas de pequeños ratones, piratas, gnomos, princesas, vikingos...

Puntual, el rey del Carnaval pontevedrés, Urco (representado en esta ocasión por su hijo, el príncipe del Carnaval) abrió el desfile e inmediatamente después la comparsa África Libre mostraba la que sería una de las constantes de la tarde: una sofisticada propuesta con cientos de integrantes (hasta seis grupos diferentes de bailarines), personajes caracterizados de tigres, gorilas, zancudos... Y además de todas las edades.

Y es que el desfile 2016 contó desde participantes que rondan los 70 años, caso de Julia Louro, vecina de Porriño que participó con su comparsa, hasta un bebé que desfiló en su cuna con la comparsa Os da Caña. Esta agrupación de Marín festejó su 25 aniversario con una sofisticada propuesta. No faltó en su espectáculo un templo de fantasía, un elefante ni la música en directo para acompañar a sus decenas de integrantes.

Con la diversidad de edades, también personas con diferentes capacidades, con síndrome de Down, en sillas de ruedas o con enfermedades neuromotoras tuvieron su espacio en un desfile para todos.

La comitiva estrenó recorrido para evitar las obras que se llevan a cabo en el entorno del Hospital Provincial. Salió desde Eduardo Pondal, una calle más ancha que Loureiro Crespo, de donde partía habitualmente, y que facilita que el público pueda contemplar con más perspectiva las diferentes escenografías y coreografías.

Con la música el color, varios hallazgos de humor, como el rey de Vamos a Todo, que se dejó ver nada más arrancar el desfile saludando al público sobre su todoterreno descubierto, con su traje de militar y sus galones.

El grupo pontevedrés Vamos a todo, que ha sido pregonero del Entroido 2016, también firmó la más hilarante de las propuestas de la tarde, el desembarco del loro de la buena muerte. Vestidos como legionarios (en la caracterización no faltó ni una cabra con ruedas) estos singulares novios de la muerte del loro rindieron honores al plumífero.

Ravachol fue portado a hombros por los caballeros legionarios, que levantaron la imagen sobre sus cabezas antes de cantar el himno marcial "Soy un loro de la muerte".

No faltó ni una saeta de letra sentida (ay mi looooroooo, ay mi agonía, ay, ay, pena miiiiiaaaa, que loro más guapooo.... ) en esta parodia que cosechó el aplauso unánime del público.

Destacaron otras propuestas de grupos locales como la aldea de "Lorix e Mosquérix" de Os do Val do Lérez o el tranvía a Marín con el que desfilaron Os de Sempre.

Un logrado ogro, varios caníbales cocinando infelices, Mortadelo, Filemón, Ofelia y el superintendente Vicente no faltaron en esta edición, que también contó con un gran grupo de lechuzas, San Cibrao "O santo" con el manto adornado de billetes, y varios colectivos inspirados en las coreografías de Bollywood. Hollywood fue otra de las inspiraciones, ya sea el filme Maléfica (un grupo de Tui compitió con una gran escenografía con un dragón) o Ug, mi villano favorito y sus queridos minions.

En total, desfilaron medio centenar de propuestas de una docena de comparsas y decenas de grupos, parejas y disfraces individuales. Éstos salieron durante tres horas, en una edición más dinámica y en la que apenas se produjeron los blancos que definieron anteriores ediciones. Toda una tarde para disfrutar en familia y/o entre amigos del color del Carnaval.