La criminología, sus causas, la prevención del delito y otras cuestiones sobre esta temática centrarán el curso "¿Por qué se delinque? Recientes avances en el estudio de las causas del delito", que se celebrará en la Universidad a Distancia de Pontevedra, Uned, en abril y cuya matrícula ya está abierta. El profesor Alfonso Serrano Maíllo será el encargado de ofrecer las ponencias.
-¿Qué responsabilidad tiene la familia sobre un delincuente?
-La palabra responsabilidad no me parece adecuada ya que sugiere "culpa". Si se pregunta por la influencia causal que tienen elementos familiares sobre la conducta delictiva, existen pruebas de que estilos de crianza erráticos, despreocupación por los hijos, no identificación de actos desviados, etc. son factores de riesgo e influyen en la comisión de hechos delictivos en el futuro. El autocontrol, por ejemplo, es junto a las amistades delincuentes, el predictor del delito más importante, y el mismo se forma a través de la crianza en la familia o en la institución encargada de criar a los niños. Lo que se discute es el peso de los factores familiares. Para algunos autores la familia es una institución decisiva en la delincuencia; mientras que para otros se exagera su rol porque se confunde con otros elementos.
-¿Qué lleva a una persona a delinquir pese a tener una familia estable?
-Una familia estable es un factor protector, pero no asegura que no puedan aparecer en su seno jóvenes que delincan. Distintas teorías ofrecen respuestas diferentes a la pregunta. Por ejemplo, caer bajo la influencia de grupos de personas que delinquen; estar sometido a fuentes de frustración que generan sentimientos negativos que no se saben controlar...
-¿De qué modo puede un delincuente dejar de serlo?
-La mayoría dejan de serlo de modo espontáneo. Las causas no están claras y existen distintas teorías que ofrecen explicaciones diferentes. También existen programas de control del delito que intentan reducir la reincidencia. Algunos, como los basados en enfoques cognitivo-conductuales, parecen ser prometedores, aunque las evaluaciones no siempre son solidas.
-¿Cuáles son los retos para la prevención de la delincuencia en la actualidad?
-España es un país con una tasa de criminalidad baja en comparación con los países de nuestro entorno, desde luego muy por debajo de la media de estas naciones. Ahora están recibiendo mucha atención lo que se conocen como nuevas formas de criminalidad, aunque la criminalidad clásica sigue en el centro de la mayoría de las investigaciones y programas.
-¿Qué papel juega la educación pública en este tema?
-La educación pública desempeña un rol muy importante en la prevención y control del delito. Existen muchas pruebas en este sentido, por ejemplo en el trabajo de Denisse Gottfredson. Sin embargo, existe una discusión entre distintas teorías sobre qué aspectos de la educación pública son más determinantes. Es un área que merecería la pena estudiar más en profundidad en nuestro país.
-¿De qué modo el paso por prisión afecta a un delincuente?
-Es una pregunta muy difícil de contestar ya que es imaginable que existan diferencias según grupos de individuos y las dificultades metodológicas son formidables. Algunas pruebas apuntan a que el paso por prisión es criminógeno, es decir que tiende a elevar la tasa de reincidencia. Sin embargo, algunos estudios que informan de este efecto criminógeno tienen serios problemas metodológicos. En un estudio muy sólido, Sampson y Laub encontraron que el paso por prisión no tiene efectos criminógenos directos; pero sí los tiene de modo indirecto al reducir las posibilidades de que los condenados entren en contacto con instituciones sociales una vez estén en la calle. Por ejemplo, les es más difícil encontrar empleo y eso puede complicarles la vida. Sin embargo, al menos bajo ciertas condiciones de cumplimiento y tratamiento, y por lo menos para algunos grupos, el paso por prisión puede tener un efecto beneficioso.
