La vía elegida por la oposición para forzar al BNG a retirar "lombos" de las rutas sanitarias o adaptar su tamaño a la normativa de Fomento es la modificación de la ordenanza municipal de tráfico, ya que este tipo de documentos son competencia exclusiva del pleno y de obligado cumplimiento para el gobierno local. Lores sostiene que "una cosa es que el pleno acuerde modificar una ordenanza y otra es el proceso para ello, que necesita de informes, exposición al público y otros trámites" que se pueden demorar durante meses.

En cambio, para el PSOE el fondo del debate no está en el aspecto administrativo sino en el político. Su portavoz, Agustín Fernández, salió de la junta de portavoces de ayer indignado con la "actitud obstruccionista del BNG, que dilata los asuntos y evita los debates plenarios". A su juicio, el anuncio del gobierno local de desobedecer el acuerdo plenario sobre los "lombos", como ya ocurrió en el pasado en otros asuntos, "es muy grave". "No es de recibo que no quiera aplicar una normativa aprobada por el pleno porque no le gusta", añade Fernández. "Si se declara insumiso de sus propias normas, con qué cara le puede exigir a los ciudadanos que las cumplan", se pregunta, con el ejemplo de las tasas de saneamiento con carácter retroactivo en el rural, donde se cobra por "un servicio no prestado amparándose en una ordenanza", según denuncia el PP.

El PSOE insiste en que el BNG "no muestra intento alguno de consenso y lo más grabe es la parálisis toral del gobierno local".